71 obras en 17 ciudades coparon la cartelera por 18 días. Tras el cierre el domingo de la vigésima edición del Festival Santiago a Mil, el evento recibió muchos aplausos... Y no pocas críticas.

Al respecto, Carmen Romero, su directora, responde a "La Segunda". "Me siento muy orgullosa de haber presentado por primera vez en Chile a Lemi Ponifasio y Bartabas", dice.

"Nos mueve la necesidad de que conozcan aquello que no llega por ningún otro medio porque el arte escénico es considerado elitista. Hemos logrado que los grandes y los emergentes más alabados de la escena mundial estén juntos en Chile. El festival se ha consolidado como una cita obligada para los programadores de todo el mundo".

-Se habla de que las entradas están muy caras. ¿Cómo se explica? ¿Cuál fue el rol de los auspiciadores este año?

-Las entradas al teatro no son caras, es que la capacidad del público chileno para pagar es limitada. Queremos cambiar esa forma de pensar. Si las comparas con las entradas a recitales, por ejemplo, no son caras, ¿por qué un músico sí y una compañía de teatro no? Además, este año el festival premió a quienes se planificaron con tiempo, entregando rebajas de hasta un 50% en septiembre, y luego tuvimos durante todo el festival la misma oferta para clientes del medio de pago oficial.

-Es importante aclarar que la taquilla cubre un porcentaje mínimo del costo de traer a Chile cualquier compañía. Muchas veces se suma el apoyo de los gobiernos, que ponen pasajes de avión o traslado de cargas, y se completa con el apoyo de nuestros auspiciadores. En los espectáculos masivos gratuitos cubrimos los costos gracias a la ley de donaciones culturales y a nuestro auspiciador principal, Minera Escondida, que nos permiten traer compañías impactantes y llegar a mucha gente en las calles.

"Difiero de los críticos"

-Según los críticos, este año, en comparación con otros, hubo pocos espectáculos sobresalientes.

-Difiero de los críticos. Tener en el menú de directores a Donnellan, Bartabas, Lepage, Ponifasio, Waltz y Marin fue un verdadero festín. Para mí fue un año increíble. El año pasado tuvimos un gran nombre, Ariane Mnouchkine. Ahora fueron por lo menos seis, que quizás no acapararon la atención que sí logró Ariane en 2012.

-Tal vez la vara está muy alta, pero el festival no se hace para los críticos, sino para el público, y ellos nos respaldaron repletando las salas.

-¿Cuáles son los criterios de selección? Se dice que la oferta de teatro argentina no fue descollante.

-Buscamos a aquellas compañías con propuestas nuevas, que crucen e inventen lenguajes. Viajamos especialmente a rincones del mundo donde esperamos encontrarlos. Y eso me lleva al comentario sobre la programación de Argentina: no programamos espectáculos de Corrientes. Nos interesan los grupos que trabajan de forma independiente.

-Este año reunieron a 515 mil personas, más que el año pasado. Pero, ¿qué falta para tener fenómenos de audiencia de otras ediciones?

-Siempre tenemos la intención de llegar a mucha de gente, como pasó con La Pequeña Gigante, es un muy buen indicador de la importancia que tiene el festival para la gente. Sin embargo, el tamaño del festival no se mide por la cantidad de público, sino por la grandeza de los artistas que le dan vida.

-Varios sugieren una revisión de la selección de las obras nacionales. Y critican la parrilla ¿Qué opina?

-Cada año se crea un jurado autónomo, independiente del festival, al que agradecemos el serio y duro trabajo realizado para elegir las obras. Como en toda actividad humana, no todos compartimos los mismos criterios, pero estamos muy contentos de tener jurados heterogéneos con especialistas de distintos ámbitos que ven más de 200 montajes durante el período correspondiente... Queremos respaldar a las obras elegidas, pero no aspiramos a determinar qué es lo mejor.

-Para algunos, el ciclo de 40 años del golpe no tuvo la preparación e impacto esperado.

-Para nosotros tuvo un alto impacto, y así lo demostró el público. Además, la selección da cuenta de que la dictadura es un tema que ha atravesado nuestro teatro en los últimos 40 años.

-¿Qué puede adelantar de la próxima edición? Leí que dará tribuna a países nórdicos.

-Podemos adelantar que la programación de 2014 está casi cerrada, y la de 2015 también. Para traer a los grandes del mundo a Chile tenemos que trabajar así, con al menos tres años de anticipación.