A raíz de la medida que se votará en la Comisión de Salud del Senado -y que pretende prohibir que se muestre a gente fumando en cine y TV-, revisamos cintas donde el tabaco tiene un papel fundamental. Los 70 cigarrillos al día que fumaba Ian Fleming inspiraron al Agente 007 en todas sus versiones. Desde Humphrey Bogart a James Dean, todos transformaron al cigarrillo en un ícono de la pantalla.
Sharon Stone seduciendo a Michael Douglas a fuerza de nicotina y provocación.
Nadie sospechó que la Ley Antitabaco que se discute en el Congreso llegaría a la pantalla. Pero ahora el mundo del cine y la cultura se ha visto amenazado por la posibilidad de que se prohíba mostrar gente fumando en el cine y la TV. ¿Censura? ¿Medida efectiva?
Si bien el Diario de Neurociencia, del Darthmouth College, publicó una investigación que demuestra que el cigarrillo en el cine estimula el cerebro para fumar, también es cierto que el tabaco puede formar parte indisoluble de algún guión cinematográfico.
Así ocurre con estas películas -hay muchas más- donde el cigarrillo funciona como recurso expresivo y se impone como la gran estrella.
"Coffee and Cigarettes" (2003)
Si nos ponemos graves, podríamos decir que esta película del neoyorquino Jim Jarmusch funciona como una apología de las dos principales drogas legales: el café y el cigarrillo. Pero apoyar a la industria está lejos del propósito de este gran realizador independiente que demoró 10 años en terminar el filme, grabando 11 cortos que circulan en torno a los dos elementos del título. Desde una delirante conversación entre Roberto Benigni y el humorista Steven Wright, pasando por el incómodo encuentro entre dos primas disparejas (ambas interpretadas por Cate Blanchett) hasta un diálogo entre los roqueros Tom Waits e Iggy Pop, perdidos en algún desolado bar de la Norteamérica profunda.
Con "Coffee and Cigarattes", Jarmusch demuestra el rol social del cigarrillo y los interesantes "tiempos muertos" que otorga sentarse frente a una taza de café. En el último corto -centrado en dos ancianos que en la azotea de un edificio fuman y recuerdan la vieja bohemia de París y Nueva York- el cineasta también presenta al cigarrillo como un medio ideal para la evocación.
"Humos del vecino" (1995)
Después de filmar la película "Smoke", el director Wayne Wang y el escritor Paul Auster decidieron centrarse en uno de los personajes secundarios del primer filme: Auggie (Harvey Keitel), dueño de una tienda de tabaco de Brooklyn. Su negocio se convierte en escenario de humeantes y distendidas conversaciones que involucran a Madonna, Michael J. Fox, Mira Sorvino y Lou Reed, entre otros.
Notable es la actuación de Jim Jarmusch (sí, el de "Coffee and Cigarettes"), quien llega a fumar el último cigarrillo de su vida, antes de dejarlo para siempre.
"Sin aliento" (1960)
El clásico de Jean-Luc Godard que inauguró la Nouvelle Vague -movimiento que revolucionaría el cine francés- cuenta con un Jean-Paul Belmondo que fuma durante todo el metraje. Pero el cigarrillo no es aquí un simple accesorio, sino que define a un personaje estiloso y desvergonzado que fue construido a la luz del cine negro estadounidense.
El final es de antología, con un Belmondo que camina sin soltar el cigarrillo de su boca, luego de ser baleado por la espalda. La cámara de Godard lo sigue varios pasos hasta que cae desplomado. Una escena que forma parte de los grandes momentos del cine.
La Nouvelle Vague, de hecho, fue responsable de transformar el cigarrillo en un elemento icónico, inseparable de París, los cafés, la vida.
"Rebelde sin causa" (1955)
"Renuncio a imaginar a James Dean, encarnando a Jim Stark en la mítica «Rebelde sin causa», sin un cigarrillo sin filtro en la boca. Es su seña de identidad juvenil", escribió alguna vez el crítico de cine español Pedro Crespo. Y tiene razón. Porque en este clásico de Nicholas Ray, el cigarrillo colgando de los labios de Dean es reflejo de su actitud nihilista y rebelde ante la vida. Incluso fuma mientras compite en una peligrosa carrera de autos.
¿Habrá aumentado el consumo de tabaco después del filme? Lo cierto es que la juventud de entonces empezó a imitar al ídolo adolescente y fumar se convirtió en sinónimo de ser cool .
"Rebelde sin causa" marcó pautas de comportamiento, demostró la influencia que el cine puede tener en la vida de las personas.
"La saga de James Bond"
Se dice que Ian Fleming, creador del Agente 007, fumaba 70 cigarrillos al día. Probablemente por este motivo su personaje es inseparable de la nicotina, especialmente en la era de Sean Connery. Con elegancia y cierta displicencia, el actor tenía la capacidad de presentarse con su clásico "Bond... James Bond" sin sacarse el cigarrillo de la boca.
En "Thunderball" (1965), Q. le presenta a Bond un nuevo invento que tiene la apariencia del envoltorio metálico de un puro cubano "Romeo y Julieta Churchill". Como buen fumador, el agente queda con las ganas de probarlo. Treinta y cuatro años más tarde, "The world is not enough" (1999) ofrecerá un guiño humorístico a este deseo reprimido, con un Pierce Brosnan que tratará de hacerse un tiempo en medio de la acción para fumar el cigarrillo cubano. Terminará entregándoselo a Moneypenny, quien lo tira a la basura.
Ambas películas abordan el gusto del agente por el tabaco, pero acogiendo las políticas de los tiempos frente al cigarrillo. En la época de Connery, fumar era sinónimo de elegancia, mientras que a fines de los ´90 ya existía preocupación social por el tema.
Las películas de Humphrey Bogart
El icónico actor de Hollywood es probablemente el mayor fumador del cine, tanto en pantalla como fuera de ella (murió por problemas relacionados con el tabaco).
Siempre con un cigarrillo colgando de sus labios, como dicta el manual del macho recio, encarnó el nihilismo humeante del cine negro en películas como "Maldita mujer" (1947) y construyó a su personaje Rick Blaine, de "Casablanca" (1942), como un fumador empedernido. De hecho, la imagen de Bogart con el cuello levantado de su abrigo blanco y un cigarrillo entre sus labios fue usada por tabacaleras para promocionar sus productos, lo que terminó cuando la familia del actor interpuso acciones legales.
"El cigarrillo, en Bogey, parecía una parte de su boca, se movía a lo largo de su mandíbula no como si tuviera vida propia, sino como si perteneciera a ella, con tanta realidad como los dientes o los labios. Había en su manera de atacar el cigarrillo algo existencial", escribió el español Miguel Rubio en su ensayo "El siglo del cine y el tabaco", incluido en la desaparecida revista "Nickel Odeon".
Lo cierto es que el cine clásico sin cigarrillo no pudo haber existido.
"Gracias por fumar" (2005)
Esta es probablemente la película sobre cigarrillos con menos escenas de tabaco en la pantalla. Pero el interés del director Jason Reitman ("Juno") está en la trastienda de la industria, con un ejecutivo (Aaron Eckhart) que se gana la vida defendiendo los derechos de los fumadores y la compañía tabacalera para la que trabaja.
Rob Lowe encarna a su socio, un tipo que hace de las suyas en Hollywood, tratando de que las películas incluyan más escenas de cigarrillos. Pero la sátira de Reitman ataca hacia todos lados, cuestionando también a los detractores de la nicotina.
Sobresale Robert Duvall como un zar de la industria que anhela los viejos tiempos, cuando fumar era aceptado.
"Bajos instintos" (1992)
Joe Esterzhas, guionista de este thriller erótico, declaró: "Una estrella de cine con un cigarro en la mano es como un revólver apuntando a un niño de 12 años". Abrazando esa idea, construyó al personaje de Catherine Tramell (Sharon Stone) como una peligrosa femme fatale escudada por sus cigarrillos, especialmente en la recordada escena del interrogatorio, cuando seduce a Michael Douglas a fuerza de humo y provocación.
"Los impostores" (2003)
La primera media hora de esta película de Ridley Scott -centrada en dos estafadores de baja monta (Nicolas Cage y Sam Rockwell)- fue utilizada por especialistas del Darthmouth College para un particular experimento.
La elección responde a que es un filme con mucha nicotina pero despojada de significado, es decir, el acto de fumar no va asociado a un propósito particular. En el proceso, 17 fumadores y 17 no fumadores observaron la cinta, mientras sus actividades cerebrales eran medidas. Ocurrió que cuando veían las escenas de tabaco, los fumadores mostraban una mayor activación del cerebro. Un experimento que prueba cómo el cine con cigarrillos puede influir en el público.
"El club de la pelea" (1999)
Una de las escenas más icónicas de esta película de David Fincher es cuando el protagonista (Edward Norton) encuentra a Marla Singer (Helena Bonham Carter) en una charla de superación. El ruido del encendedor le llama la atención. Gira su cabeza y la ve, con lentes oscuros y un sombrero negro, fumando y soltando el humo en cámara lenta.
El personaje, inventado por el escritor Chuck Palahniuk en la novela homónima, se alimenta de esas mujeres fatales del cine negro.
La mismísima Bonham Carter era una fumadora empedernida (abandonó el vicio hace algunos años) que no podía grabar escenas sin contar con un cigarrillo en el proceso.