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Manuel García se vuelca al electropop: "Ya triunfé con mi guitarra"

Después de su exitoso paso por el Festival de Viña, el cantautor lanza "Acuario", su cuarto disco solista. Abandonó la guitarra y exploró los sintetizadores, "con un romanticismo algo vintage".  

por:  La Segunda
viernes, 06 de julio de 2012

La estética de "Acuario" se basa, además, en las ideas futuristas de Ray Bradbury.


Experimentar. Aquella palabra sintetiza el nuevo álbum de Manuel García, "Acuario" , que saldrá a la venta en un par de semanas. Y es que en este trabajo, el cantautor se despoja de su característica guitarra acústica y se atreve a descubrir nuevos estilos, como el electropop.

Pero, ¿qué artista no ha tenido la osadía de crear discos con sonoridades diferentes? Claros ejemplos son U2, con su "Achtung Baby" (1991), o "Songs of faith and devotion" (1993), de Depeche Mode, cuando se alejaron del synth pop ochentero y se dejaron llevar por el gospel y el grunge.

Además de estos icónicos grupos, New Order, The Cure y hasta Moby influenciaron la génesis de la cuarta placa de García -el sucesor del aclamado "S/T" (2010)- que incluso tiene una dosis de chilenidad, ya que también evoca a "Corazones" (1990), de Los Prisioneros.

Desde el punto de vista estético, las ideas futuristas del escritor Ray Bradbury se plasman en una gráfica que remite a la ciencia ficción. "Este disco ya venía dedicado a él antes de su muerte", dice Manuel.

"Acuario" posee "un sonido muy moderno, con un romanticismo algo vintage... Lo que planteo ahora, como cantante, es trabajar el tono de la voz más bajo, cosa que nunca hago. De hecho, suena más crooner. Ya no está tanto la figura del cantautor con más voz en cuello, tratando de imponerse con un micrófono en una peña".

Tres "Caupolicanazos": "El ritual de agradecer"

A casi un año de su gran y primera presentación en el Teatro Caupolicán -registrado en un DVD-, Manuel volverá al mismo recinto con tres fechas agendadas: 20, 21 y 22 de julio. "Sentía el ritual de agradecer. Si cambiábamos el lugar, se echaría a perder todo. El artista no trabaja para cerrar el boliche rápido. La gente que vaya sentirá que todo valdrá la pena".

Allí interpretará sus grandes éxitos, además de un adelanto de lo reciente. Tocará piano en "Un rey y un diez", "la canción más cruda y desgarradora" de esta nueva propuesta.

Por su parte, el tema homónimo del álbum -con fuertes reminiscencias al "Colores Santos" de Gustavo Cerati y Daniel Melero (1992)- "representa la metáfora de la ciudad, sobre los peces que convivimos o mal convivimos en ella, y que vemos la ciudad como el acuario; si nos respetamos o nos devoramos unos a otros".

-¿Por qué decidiste, ahora, explorar nuevos géneros?

-Toda la vida he sido bien melómano. Uno habla de influencias, pero a veces no se nota. Y esas influencias tienen que ver con cosas muy antiguas, como Kraftwerk, hasta de cosas que me llaman la atención, como lo que hace Skrillex. También hay de Café Tacuba, con el disco "Re", o de Cerati en "Bocanada". Esta búsqueda resulta bastante natural... Los hermanos Durán, de Los Bunkers, colaboraron activamente. Acá, me puse la tarea de componer en el piano y de enfrentarme con los sintetizadores.

-¿Te acomoda terminar con el estigma del hombre de la guitarra?

-Sí, porque siempre le he dado palos y más palos. Es la figura arquetípica del cantautor. La gente prejuicia y luego ni siquiera escucha. El público, en general, es generoso para escuchar, pero es fácil confundirse con los estereotipos. Si ven a un tipo cantando con guitarra, que habla de cosas sociales, se supone que canta cosas con sentido. Y, a veces, una canción cebolla es mucho mejor que una con contenido social, pero mal hecha... Nunca encuentro mis preocupaciones sociales como un pie forzado.

-A medida que la figura del hombre y su guitarra empieza a imponerse como referente, se vuelve incómodo. Esto no quiere decir que abandone mis canciones con guitarra o que no vaya a componer un disco a pura guitarra más adelante. Pero, en este minuto, el viaje es más largo que eso... Si existe un disco de guitarra, tienes que llevarte toda la vida hablando de Violeta Parra, de Víctor Jara o Silvio Rodríguez. La música también está hecha de otras cosas.

"Puedo estar solito haciendo espectáculos grandes"

Este año, Manuel triunfó a tablero vuelto en el Festival de Viña, obteniendo todos los premios. Y, cómo no, demostró que no transgredió su música por actuar en un escenario tan mainstream : "La victoria es haber llegado allá con la guitarra. El público chileno decidió escuchar y respaldar el vox populi : «¿Por qué no llevan música chilena?». Y cuando uno va, no falta el que critica: «Ya se vendió Manuel García». Para equilibrar las cosas, no trancé mi música y partí el show con guitarra, arriesgándome a que el público no lo escuchara bien".

Y enfatiza: "El Festival de Viña me dio la luz verde para trabajar a mis anchas en mi carrera, como yo quiera. Quedó demostrado que, como cantautor y con guitarra, puedo estar solito haciendo espectáculos grandes. Eso da tranquilidad. Ya triunfé con mi guitarra, con lo mediático que es el festival. Todo eso han sido puntos a favor".

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