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Los pasteles de “Soltera otra vez” se "desnudan" (y defienden al gremio)

Separados, neuróticos, psicópatas, adolescentes, parrilleros... los galanes que salen al encuentro de Cristina (y la decepcionan) identifican a la mayoría de los actores que en algún momento de sus vidas han sido así. La teleserie más exitosa del momento (duplica a su más cercano competidor) destapó un fenómeno social. Hasta el odiado “Monito”, Cristián Arriagada, sale a dar la cara.

por:  La Segunda / Juan Carlos Ramírez F.
viernes, 15 de junio de 2012

Cristina aún debe enfrentar a muchos más pasteles, tras su paso por el "cabeza de músculo".


Cristián Arriagada, “MONITO (El pastel mayor)”: “La serie muestra cómo amamos los chilenos”

Cristián Arriagada (31) lo sabe: A Rodrigo —también conocido como “Monito”— las mujeres lo odian. Por infiel, mal hombre, haber tirado a la basura ocho años de noviazgo con una chica tan buena persona —y comprometida— como Cristina (Paz Bascuñán). Sin embargo, dicen que las mujeres caen rendidas ante la sola presencia del actor.

“Los hombres se me acercan cómplices, aunque lo que haya hecho mi personaje esté mal. Ellas se me acercan entendiendo que esto es una ficción y que él no soy yo”, explica el actor que reconoce tener muy poco en común con él.

“«Monito» es un tipo común y corriente, pero es una bomba de tiempo. Encontrarse con Nicole (Josefina Montané) le permite renacer, tener una nueva vida... pero se encuentra con las consecuencias en el camino. La relación que tenía con Cristina estaba desgastada y le impedía dar el paso final que era casarse. Entonces esta nueva chica lo hace sentir un superhombre, lo revitaliza. El problema es que él es más conservador que Nicole, que está en otra parada”.

Un triángulo que potencia una historia que para él funciona como una panorámica de la situación romántica en Chile: “Hay parejas casadas, que están por casarse, que no se casan, escépticas... es muy cercano a todos. Ahí radica el éxito”. Sobre el miedo al compromiso que hace postergar el matrimonio hasta el final. “Hay muchos hombres que me dicen sentirse identificados con lo que le pasa al personaje”.

—¿Cómo lo construiste?

—Es una mezcla de varias cosas. No es que haya preparado algo en particular. Intenté vivirlo que el guión planteaba. Además, uno roza esto que pasa constantemente a nivel social. Siempre hay amigos o conocidos que han pasado por esto.

—Esa identificación debe ser una de las razones del éxito de la serie, ¿no?

—Es que “Soltera otra vez” habla de cómo amamos los chilenos. Es una ventana espía a como funciona el amor y el sexo, y cómo se instalan estas relaciones.

—¿Y en tu vida has sido “pastel” como tu personaje?

—Sin duda. Cuando era chico, claro que era pastelazo. Aunque no voy a entrar en detalles (se ríe)... Pero de “Monito” no tengo mucho en verdad. Para nada. Además, él tiene un compromiso que lo tiene atado... No coincidimos.

Eyal Meyer, EL CABEZA DE MÚSCULO: “El abanico de pasteles es bien representativo”

Eyal Meyer (26) explica que Víctor, su personaje “cabeza de músculo” no tiene mucho que ver con él. “Es un tipo con la cabeza metida en las calorías, los ejercicios y todo ese cuento. La preocupación por su imagen física lo hace rayar en lo obsesivo. En lo único que nos parecemos es que yo creo que, de verdad, nosotros somos lo que comemos”.

—¿Estaba enamorado físicamente de sí mismo?

—Es que más que eso, aprovechaba su cuerpo para tener seguridad. Porque el cuerpo es el primer recurso para socializar. Un instrumento para relacionarse y tener éxito con las chiquillas.

Para él el éxito de la serie radica en la comedia —lo que genera cercanía— y que su historia logró sintonizar con una realidad que estaba dando vueltas. “Muchas amigas me comentan: Las mujeres somos así, exactamente como en la serie”, se ríe.

Sobre su experiencia como “pastel”, dice que uno pasa por etapas así. “Lo que muestran allí son cosas que se les pasan por la mente a cualquier hombre. Los estereotipos están más marcados. Pero es verdad, el abanico de pasteles es bien representativo”.

Daniel Alcaíno, EL PSICÓPATA: “¿Cómo no va a ser patético llevar mariachis y que te digan que no?”

Daniel Alcaíno (40) define a su personaje de Bernardo Martínez —el ex compañero de colegio de Cristina, que termina psicoseándola— como “un niño que no ha quemado etapas y por eso queda en desventaja con ella”.

Dice que es “la inexperiencia en mujeres lo que lo deja pegado en este amor idealizado”. Pero más que un pastel, el problema de Martínez es que carecía de “esos pequeños saberes que se van ganando con la experiencia afectiva”. Porque, explica, “¿Cómo no va a ser patético si llega con mariachis a la casa de ella y le dicen que no... o deja 40 mensajes al celular en una sola noche?”.

—Iba por el camino equivocado...

—Es que él lo solucionó todo con regalos, en vez de darle la atención que ella necesitaba. —Personalmente, ¿has pasado por una etapa pastel?

—El orgullo me obligaría a decir que no... Pero a la luz de los hechos, claro que uno comete errores graves, especialmente como actor uno peca de ego y se vuelve monotemático y termina aburriendo. Pero la experiencia es madre de todas las ciencias y cuando uno es más grande tiene menos vigor, pero sabe administrar mejor las armas; combos, armas blancas y fusiles (risas).

Paulo Brunetti, EL SEPARADO: “Todos hemos sido pasteles”

Paulo Brunetti (38) encarna a Gustavo, un divorciado que aparecerá en los próximos capítulos, con un hijo de 8 años. Y aunque la relación con Cristina es buena, el muchachito la complica. No tanto por lo travieso (que lo es). Sino porque es un recordatorio de que tiene la vida hecha. “Ella siente que hay cosas que Gustavo vivió y ella aún no, y eso la aproblema”, explica el actor.

Uno de los desafíos de este actor argentino fue encarnar por primera vez a un chileno. Tuvo que trabajar muy bien el acento. ¿Su mejor inspiración? Su hermano mayor, que es separado.

Sobre el hit en que se ha convertido la serie, dice que es debido a que los personajes —no sólo Cristina— son de fácil identificación con el público. “Todos hemos sido pasteles o conocemos gente así”, explica. “Es que era un tema que estaba dando vueltas, pero nadie se atrevía a ponerlo en el tapete. Nadie creía que podía llegar a ser tan importante”.

—¿Crees que los “pasteles” encarnan las miserias de los hombres?

—Es que el que queda más mal parado es Monito, que no se comportó muy bien que digamos. Y esa acción tiene consecuencias. Pero como es comedia, uno también se ríe de lo que está pasando.

—¿Te identificas con alguno, más allá de tu personaje?

—Sí, pero todavía no lo puedo decir, porque será un pastel clave para la historia. En todo caso, no es “Monito”, que no me identifica para nada.

José Martínez, EL PARRILLERO: “Lo pastel se pasa con los años”

“Pablo es el típico gallo que le gusta hacer asados, comprar en el mall, le gusta la farándula, el fútbol y tomar con los amigos. Es decir, un tipo muy normal”, explica José Martínez (36) sobre Gustavo, su personaje. “Un pastel chileno, digamos. Alguien que no es muy entretenido porque es demasiado normal. Y las mujeres no quieren a un tipo normal”.

Aunque Martínez dice que es todo lo contrario a él, que le carga ir al mall y le gustan las “cosas más raras”, su personaje gatilla una reacción de rechazo en una mujer que se dio cuenta que a esa edad es muy difícil encontrar a alguien. “Los mejores hombres están tomados. Los pasteles son los que se quedan solos. Y para más remate, ellos son más hormonales, quieren lesear, aprovechar lo último de adolescente que les queda”.

—¿Y has sido pastel?

—Claro. Durante mucho tiempo. Pero eso se te va pasando con los años.

Eusebio Arenas, EL PENDEX: “Ve a la mina rica que lo puedex   contener”

Eusebio Arenas (24) encarna a Denis, el típico universitario bueno para el carrete, que se enamora de una mujer mayor. “Entonces se obsesiona, la persigue y ella, obviamente, juega entre el sí y el no... pero es tan chico el cabro que le da cosa”, explica. “Ella piensa en lo que le irán a decir las amigas, entonces prefiere ocultar la historia”.

Para él, el éxito de “Soltera otra vez” radica en la identificación, en hombres y mujeres.

—¿Te pareces a ese pastel?

—Yo creo que en la simpatía y buena onda. El tipo, igual es tierno. Ve a Cristina como la mina rica y protectora, que lo puede contener a él y a sus locuras.

—¿Has vivido experiencias así... para construir tu personaje?

—No he tenido la suerte de meterme con una mina como la Pacita.

Nicolás Fontaine, EL NEURÓTICO: “Hay que intentar ser un pastel de calidad”

En apariencia, el personaje de Nicolás Fontaine (37) tiene una vida sólida y ordenada. Algo que se refleja en la forma “casi” obsesiva en que ordena el cubierto del restaurante cuando va a cenar con Cristina. Pero cuando se encuentra con un video de ella cantando que los hombres “valen callampa” en Youtube, decide salir arrancando.

“No sé si escaparse de Cristina sea ser tan pastel”, dice el actor. “A diferencia de los otros, él es el que escapa”, se ríe. Y aunque él considera que los hombres casi por obligación deben pasar por varios períodos de “pastelaje”. “Al menos hay que intentar ser un pastel de calidad”. Además, estos prototipos están “nacionalizados”, dice, por lo que será muy fácil identificarse.

“Yo también he sido pastel. Aunque sinceramente espero haber sido la mayoría de las veces un bombón”, acota riéndose.

Las historias son pura realidad. “Es que el porcentaje de mujeres chilenas que están solas entre 30 y 40 años pareciera ser más de lo que yo creía. Además, toca un tema importante: la reconstrucción de la vida de un ser humano. Y eso ocurre en un momento donde la familia se está modificando y las parejas se rearman más veces que antes”.

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