El escritor describe su visita a Tomás Moro, El Cañaveral, Villa Grimaldi, La Moneda... cuatro escenarios que visitó para terminar su última novela, que en su sexta semana mantiene el primer lugar en el ranking de ventas.
Descubrir La Gran Historia.
Detrás de eso anda el escritor Roberto Ampuero, hoy embajador en México.
Lo hizo antes con su novela "La Otra Mujer", que comenzaba con la primera parte de un manuscrito que el protagonista descubría en Alemania, pretexto para viajar a Chile a buscar la continuación y a indagar sobre la verdad de lo ocurrido.
Ahora, en "El último tango de Salvador Allende", que publicó hace seis semanas en Chile y que se mantiene primero en el ranking de ventas, vuelve al recurso del descubrimiento de un relato.
Esta vez se trata de un cuaderno escolar donde Rufino, el personaje que aparece como asistente personal del Presidente Salvador Allende, escribe sus vivencias junto al singular mandatario que gusta del Chiva's Regal y las corbatas de seda, mientras lucha por la causa de los pobres.
Rufino, tanguero como Salvador, se convierte en su confidente y escribe la historia de la tragedia que viene. "Lo cierto es que (Allende) ya perdió el control del país por la desobediencia civil de la derecha, la escasez y el mercado negro, la presión de Nixon y las exigencias de la ultraizquierda de profundizar el proceso y armar al pueblo. Mientras la oposición de centro y derecha exige la intervención militar, la de ultraizquierda reclama armas para imponer el socialismo ", escribe.
Cuando caen los muros de la Guerra Fría, el cuaderno de Rufino llega a las manos de un ex agente de la CIA y así se revelan sorprendentes relatos.
Antes de terminar la novela, el escritor se contactó con un amigo chileno, Jorge Rordíguez Donoso, a quien anteriormente le había pedido que buscara un antiguo libro sobre Allende. Rodríguez lo encontró donde el librero Rivano, en el barrio San Diego, y se lo mandó al escritor. No imaginaba en qué estaba Ampuero. Recién se enteró cuando éste le pidió que lo acompañara a la Casa de Tomás Moro donde Salvador Allende residió como Presidente; al Cañaveral, lugar que habitaba la Payita, su entrañable secretaria; a Villa Grimaldi, el siniestro centro de torturas hoy convertido en casa de eventos; y a La Moneda, donde Allende se suicidó.
Jorge Rodríguez fotografió esos momentos. Y Roberto Ampuero escribió para La Segunda Sábado sus impresiones sobre cada imagen.
"Son casas de las que siempre había escuchado en medio de relatos míticos o legendarios en Chile y el exilio. Yo no me podía imaginar esos espacios. Necesitaba verlos para situar a Salvador Allende dentro de ellos y lograr realismo en mi novela", nos explicó.
EL CAÑAVERAL
"Lo recordaba como un sitio misterioso, con "aroma" cubano, donde el Presidente se refugiaba de la política, recibía amigos y ensayaba tiro al blanco con un fusil. Llegué allá y pedí ver el interior de la casa. Me impresionó la belleza del paisaje agreste y los magníficos espacios de esa mansión ecléctica, que funde arquitectura alpina con casa colonial chilena y grandes ventanales. Es un lugar magnífico. Allende sabía de los placeres de la vida, de la buena mesa y la buena vivienda, y no lo critico por eso. Con una mano en el corazón: ¿a quién no le gusta eso?"
VILLA GRIMALDI
"Fui hasta allí y me impactó ver los nombres de las víctimas grabados en la piedra y contemplar sus rostros en fotografías, ver celdas de tortura y aquello que fue borrado para no dejar huellas, pero que sigue latiendo. Me hizo recordar mis visitas a campos de concentración nazi y a las prisiones de tortura política de Alemania del Este y la ex Unión Soviética. La condena a la represión por parte de un demócrata auténtico debe ser pareja, sin doble estándar: No hay represión justificable ni en nombre de la seguridad nacional ni en nombre de la utopía social. Un demócrata auténtico condena toda dictadura, sea de izquierda o derecha. Es algo esencial que nuestra generación y nuestros políticos deben transmitir a las nuevas generaciones".
LA CASA DE TOMAS MORO
"Fue en un momento residencia presidencial oficial. Hoy es una casa de reposo de ancianos. Es parte de la historia de Chile, pero la habita gente que, por su edad, tiene la memoria frágil. Es una bella mansión mediterránea de altos muros, con amplios jardines y frutales, piscina y una cancha de tenis sobre la que se construyeron los dormitorios de los GAP ("Grupo de Amigos del Presidente", su escolta civil armada). Hoy, los jardines están mustios, la piscina vacía".
LA MONEDA
"Visité los salones réplica de los que ocupó Allende. Están en el segundo piso de La Moneda. Allí uno encuentra esos espacios perfectamente puestos con muebles, teléfonos, lámparas, cuadros y fotografías de los años en que Allende fue Presidente. Está todo impecable. Se le guarda respeto a esas salas. Allí pude imaginar mejor lo que deben haber sido las últimas horas del mandatario. Tuve la sensación de que en cualquier instante podía ingresar franqueando una de las puertas. Agradezco a todos quienes me permitieron explorar esos espacios, decisivos para la escritura de mi novela".