Si la telenovela "Aquí mando yo" resucitó para TVN el horario de las 20 horas -convirtiéndose en el segundo programa más visto tras "Mundos Opuestos"-, gran parte de la responsabilidad recae en Jorge Zabaleta. Un actor que, por decisión propia, busca "involucrar al que está mirando la tele", encarnando personajes tan reconocibles en la vida diaria como Diego, el disperso locutor de radio que veía como su ex esposa Sofía (María Elena Swett) se consolidaba como ejecutiva top.

"Es curioso, de verdad. Hasta cuando hacía personajes retorcidos como Javier en «La familia de al lado» a la gente le caía muy bien", explica desde su casa, antes de tomarse vacaciones oficiales en mayo, para retomar luego la telenovela del segundo semestre de TVN.

Se entusiasmó tanto con el personaje, que presentó un proyecto y entró a Radio Tiempo, donde tiene su programa "Gemelos", junto a Carlos Pierattini. Además, ahora se dedica a vender él mismo los espacios publicitarios. Una labor ejecutiva que lo tiene entusiasmado: "En el fondo, es otro oficio con el que se puede ganar la vida en el futuro".

-¿Cómo evalúas el éxito de "Aquí mando yo"?

-Lo más rescatable es cómo abrió un camino al apretar otra tecla. La de la teleserie tradicional, familiar, que te acompaña en las tardes y transversal en edad o clase social. Me gusta ese rumbo.

-Un camino que había sido evitado durante mucho tiempo...

- Es que las audiencias van cambiando tan rápido. Capaz que si hiciéramos "Machos" otra vez no funcionaría. Lo que resulta una vez no tiene por qué seguir resultando siempre. Un año los programas de baile marcaban 35 y ahora marcan 8. Es complicado seguirle el pulso a la gente año por año.

-Si "Esperanza" rescató la telenovela de las 14 horas, ¿"Aquí mando yo" lo hizo con la de la tarde?

-Dejó una luz clara. Lo que pasa es que estamos en deuda con las teleseries de antes que mostraban distintos lugares y épocas. A mí me encantaban. Y eran un tremendo aporte, no sólo para nosotros sino para el turismo y para conectar entre nosotros. Sería bonito volver a eso.

-¿Cuál fue la causa de que se haya terminado con producciones como "Iorana" o "Pampa Ilusión"?

-Yo creo que básicamente fue por un tema económico. Lo que se busca es abaratarlas para poder ser competitivos. Y hoy claramente la televisión está en manos de empresarios y grupos económicos. Por eso pienso que TVN es el único canal que queda con una misión clara. Sería bueno que volviera a esas teleseries, invirtiendo un poco más y mostrando el país.

-¿Qué piensas de "Mundos opuestos"?

-No lo veo. Es un formato que nunca me atraído. Ha tenido mucho éxito, pero a mí, no me atrae para nada. Sin embargo, hay que estar pendiente del formato igual. Como cuando a "Yingo" le iba bien. Son señales que hay que entender y saber que algo está pasando ahí.

-¿Y eso repercute en el trabajo actoral también?

- Lo principal es que la teleserie sea atractiva para la familia. Yo siempre he sentido que si la gente no se "enamora" de mi personaje en las dos primeras escenas, no se cumple el objetivo.

-Este personaje generó una "buena onda" con los espectadores...

- Lo he intentado desde "Cerro alegre", aunque no me dejaron hacerlo como yo quería... encontraban que no podía ser de barba y pelo largo, sino más "lindo". Siempre he pensando que los personajes deben ser de esos que te puedes encontrar en la micro. Nunca me ha gustado vestirlo ni disfrazarlo, porque lo esencial es cómo siente. Desde adentro hacia afuera. No al revés.

-Sucede incluso cuando haces personajes "malvados".

-Me pasó en "La familia de al lado", donde hasta me gané el Copihue de Oro y la gente me saludaba.

-Sin duda eso influyó en que el problema de La Polar no haya afectado a tu carrera.

- Fue súper duro ese momento en verdad. Pero fui cuidadoso e hice lo único que podía hacer: renunciar.

-¿Qué ambiciones tienes?

-Muchas, sólo que falta tiempo. De 1.400 escenas, deben haber 5 o 6 que realmente te gustan. Me gustaría llegar a un nivel más profundo, más intenso. Pero hay otra parte importante: la responsabilidad social. Y lo digo pensando en lo de Felipe Camiroaga. Uno acompaña a mucha gente: ancianos, niños, enfermos. Yo descubrí esa parte del trabajo que le da otro sentido a lo que haces. Y eso es tremendo. Además, esta carrera es muy larga, por lo que no hay que angustiarse ni esperar que el papel de tu vida llegue este año.