Cultura/Espectáculos
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Columna de Marco Antonio de la Parra: Lo MEJOR de Stgo. a Mil (y lo que quedó al debe)

“El año en que nací”, inolvidable; “Los Náufragos” vino a marcar pauta. Al debe: un espectáculo de calle como la “Pequeña Gran Gigante”. El GAM, el mejor lugar para el FITAM.

por:  La Segunda / Marco Antonio de la Parra
lunes, 23 de enero de 2012
De la Parra

"Los náufragos de la loca esperanza".


Foto Archivo

Y parece que fuera de pronto, sin darnos cuenta, como una caída súbita, la fiesta termina. En el norte los fuegos artificiales coronaron la noche y en el centro de Santiago el Titanic se hundió el sábado y el domingo.

Quedó en la memoria una fiesta agitada donde llamó la atención la presencia de numerosas reescrituras de clásicos. Shakespeare revisitado por Bolivia, Brasil, Italia. Tenessee Williams reescrito por Romina Paula, Chéjov vuelto a ser trabajado por Veronese, Kafka por Jodorowsky, Medea en una particular lectura con un protagonista masculino, Schiller en agitada versión brasileña.

Llamó la atención cómo el teatro se visitó a sí mismo, desde ESTADO DE IRA hasta el juego de LOS NAUFRAGOS DE LA LOCA ESPERANZA que colocaron además dos temas, el de la Patagonia y el exterminio de sus etnias hasta la relación con el cine que mostró que el camino del multimedia sigue abriéndose y la presencia de Peter Greenaway así lo confirmó.

 El espectáculo de Arianne Mnouchkine, sus NAUFRAGOS, quedó como el gran momento del año 2012 con el teatro abarrotado. Aunque cierto público chileno se quejara de la duración de la obra, de la incomodidad de las bancas, todos quedaron admirados de un trabajo que marca pautas en el mundo teatral hace años y que quedó demostrado en la serie de trabajos tocados por su influencia, como el de La Patogallina o incluso el malogrado EMA DARWIN de Mauricio Celedón.

LOS NÁUFRAGOS quedó entre los inevitables finalistas de este ranking. Se le asomaron inesperadas competencias como el aplauso aullado de KISS & CRY, un trabajo belga con todos los recursos técnicos imaginables que a pesar del correr del boca a boca no conoció espectador sin un entusiasmo loco. Me hubiera repetido feliz LOS NAUFRAGOS, pero entrando y saliendo de la sala, quedándome con imágenes imborrables de la inmensa propuesta de la Mnouchkine, sobre todo con sus héroes, el heredero perdido en la Patagonia, protagonista de la película dentro del teatro y el dueño de ese restaurante utópico, el ganoso último socialista de un sueño imposible.

LOS HIJOS SE HAN DORMIDO tuvo una gran acogida, pero lo profundo de la sala adjudicada impedía disfrutarlo de cerca, como en el montaje circular de Buenos Aires donde era más sencillo ver más próximos a sus espléndidos intérpretes y disfrutar esa atmósfera de teatro de energías menores tan chejoviano.

El impacto de EL AÑO EN QUE NACI, el espectáculo dirigido por Lola Aria asistida por Paula Bravo, dejó una huella impresionante. Para el público chileno, para todas las generaciones, se convirtió en una obra inolvidable y tremenda y terrible y necesaria. Es absolutamente imprescindible que hagan temporada a pesar de que su elenco no sea totalmente profesional. Para todos los que pudieron verla fue prácticamente lo mejor del festival: quedamos con el corazón hecho un puño.

Soy de los que se repetiría esta misma tarde EL ALMA DE LAS TERMITAS pero somos pocos dada la contemporaneidad de su lenguaje, vanguardista, experimental, con un apoyo musical de jazz rock muy en boga. ICARO sedujo con una obra lúdica que para bien y para mal dejaba sentir sus 20 años de gira.

Agradecemos la ventana al Teatro de los Andes, injustamente poco apreciados en Chile donde han venido ya varias veces con gran éxito.

SOBRE LA CUERDA FLOJA mostró el esfuerzo del Teatro Milagros y le auguramos larga temporada en salas, ojalá pequeñas, donde se pueda apreciar de muy cerca la manipulación de muñecos en un texto delicado y fino.

En el debe la sensación de que faltó el gran espectáculo al aire libre.

No todos los días hay una Pequeña Gigante, y Peter Greenaway desilusionó por dificultades técnicas convocando más que nada a sus admiradores incondicionales.

Las exposiciones convocaron con los juegos propuestos por las cajas de la Cuadrienal de Praga y las fotografías de Jorge Brantmayer. Quedó disponible el bellísimo libro de recuento del Festival y el GAM probó una vez más ser una sede espléndida para el FITAM.
Como final de boca, la sensación de que hubo espectáculos menos apabullantes y menos tremebundos que en otras jornadas, con más fácil llegada al gran público. Eso lo agradece la mayoría pero deja con las ganas a los iniciados. Se sintió la selección exigente pero esta vez, quizás, más amable con el espectador de a pie.

De todas maneras el recuento es altamente positivo y la melancolía del final es tremenda. La sensación de que FITAM debe durar todo el año y algo de eso ya se ha comenzado a hacer. No en vano el 2011 tuvimos a Peter Brook y a Thomas Ostermeier con un HAMLET de parar los pelos.

El mejor teatro del mundo ocupó nuestro país en un programa cada vez más generoso con las regiones. Que no nos abandone nunca. Lo pasamos demasiado bien. ¿Cuál obra se habría repetido usted? ¿Se arrepintió de alguna?

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