El Teatro de los Andes, fundado por el teatrista argentino César Brie en 1991 en Bolivia, tras años en el Odin Teatret en Dinamarca bajo la guía de Eugenio Barba, se ha convertido en una referencia obligada del teatro hispanoamericano y el nombre forzado de la base del teatro boliviano.
EN UN SOL AMARILLO, MEMORIAS DE UN TEMBLOR, escrito a partir de una creación colectiva y dirigida por César Brie, se narra con pocos pero ingeniosos y muy bien aprovechados recursos el terremoto de Aiquile en 1998, con sus consecuencias sociales, humanas y políticas.
Parte con los relatos obtenidos con entrevistas e investigación, en tramos de gran emotividad, con algunas imágenes muy logradas estéticamente y luego avanza hacia los posteriores manejos políticos de las consecuencias del terremoto, donde la obra se lanza en la veta más humorística y popular del grupo, comenzando con un absurdo discurso presidencial y terminando con un bombardeo de los políticos por el público, al cual se le entregan proyectiles para convertir la escena en una lluvia de piedras y protestas.
Con un elenco de tres actores y una actriz que demuestran su oficio y su entrenamiento, podemos seguir varias voces y varias trayectorias. Nos podemos reconocer en nuestros propios terremotos, en nuestra condición de países vecinos. Particularmente hermosos son los trazos con lenguaje indígena, destacando en la obra por su carga afectiva y su belleza.
Aunque el espectáculo no esté a la altura de “Las abarcas del tiempo”, con que deslumbraron años atrás en este mismo festival, o del legendario díptico de “La Odisea” y “La Ilíada”, a cargo de la misma agrupación, EN UN SOL AMARILLO demuestra la vitalidad del teatro boliviano y sus búsquedas, siempre con una mirada hacia la memoria y otra hacia el humor. Nos quedamos en esta ocasión con el primer aspecto, que nos parece más acabado y fino. El humor saca aplausos de la platea, pero los chistes sobre políticos solo demuestran lo que quizás sea una epidemia mundial y nos parece que hacen perder nivel al material que, eso sí, a su favor, jamás cansa ni aburre ni se pierde el interés.
