El delegado presidencial para aldeas y campamentos, participa de la sección ¿Puedo vivir sin Twitter? Ha twitteado más de 2.500 veces... y en muchos de esos mensajes cuelga fotos que se saca con las dirigentas sociales que conoce en terreno.
Foto Héctor Yáñez
Con su particular humor, el ex ministro de Mideplan respondió a nuestro cuestionario veraniego, y reveló que a su mujer —la cubana Emelia Puga— la conoció gracias a un mensaje en 140 caracteres.
—De 1 a 10... ¿qué tan adicto a Twitter se declara?
—¿Un 5? Más que adicto, soy un “estudioso” de Twitter, por lo que debo estar más o menos en el promedio.
—¿Siente que estar atento a Twitter ha tenido algún costo?
—Tal vez deban preguntarle a mi mujer...
—Si se cerrara Twitter... ¿podría vivir?, ¿qué haría para canalizar sus inquietudes?
—Sería negativo y poco democrático tener que volver a recurrir a un medio tradicional, lleno de filtros, para poder expresar lo que uno siente o hace.
—¿Ha tenido algún romance en 140 caracteres?
—¡Sí! Es cierto: yo tuve un romance en 140 caracteres. Pero no en Twitter... sino que gracias a las anotaciones en una servilleta, en Cuba.
—¿De qué gran notición se ha enterado leyendo su timeline?
—De la partida de un grande como Felipe Cubillos. No lo podía creer
—¿En qué situación jamás twittearía?
—Es evidente, ¿o no?
—¿Qué personaje debería hacerse una cuenta en Twitter?
—Todas las dirigentas de campamentos, para que todos pudieran escucharlas sin filtros.
—Su mejor consejo para un novato en Twitter...
—¡Ni idea!
—¿Le han ofrecido dinero por twittear?
—Desgraciadamente, no.