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La nueva Marlen Olivari: "Estoy preparada para volver"

La maternidad le llegó con la “madurez emocional”, a sus 36 años, “y con la persona adecuada”, dice la orgullosa madre de Lorenzo Leonardo. El hijo de Luciano Marocchino, “mi hombre”, como dice Marlen, nació hace 2 meses y ella ya luce una figura escultural. Encendió motores para retornar en grande.

por:  Constanza León, La Segunda
viernes, 02 de septiembre de 2011

El 23 de junio de 2011 nació Lorenzo Leonardo Marocchino Olivari. “Ha cambiado todo de manera tan positiva. Es todo tan distinto. Bello. Yo me imaginaba que la maternidad era linda, pero ahora que la vivo en carne propia, es mucho más hermosa”, dice Marlen.

Fue en el Hotel Conrad de Punta del Este —el año en que fue elegida Rostro del Conrad— que conoció a Luciano Marocchino (57), con quien la vieron por primera vez a fines del 2009, cuando comenzó un affaire que terminó convirtiéndose en la familia que siempre soñó.

Es su primer hijo. El tercero para él, que tiene un hijo italiano, Andrea, de 27 años, y una hija francesa, Luna, de 11.

El 14 de septiembre Marlen cumple 37 años. “A mucha honra. Las cosas pasan cuando tienen que suceder. Los procesos no hay que adelantarlos. La maternidad me llegó en un momento súper bueno, de madurez emocional. Y con la persona adecuada… Creo que no me equivoqué”.
Ella que tiene abuelos italianos disfruta de su nueva familia. “Mis abuelos Olivari Simonetti son de Genova, Rapallo…”, cuenta entusiasmada. Si su hijo hasta nació con música italiana. “El doctor Bianchi es italiano. El anestesista también, la matrona… O sea ¡Oye, tenemos a Laura Pausini!, fue lo primero que me dijeron”.
—¿Y dónde la tuviste?
—¡En el Estadio Italiano! Jajajaja Noooo… En la clínica Las Condes.

Ese es el estado de ánimo que reina en Marlen. No abandona la sonrisa y luce su figura que moldea con disciplina a diario. Se cambia el buzo por un sexy vestido negro en las oficinas de Cafeína Media, la agencia que ahora se encarga de sus comunicaciones.

Le costó dar con el nombre de su hijo. “¡Los doctores le querían poner Silvio! ¡Por Berlusconi!… El pediatra dice que tiene un cuerpo tan atlético, que tiene que ser tenista…”.

Lo cierto es que el nombre lo decidieron a última hora, por darle en el gusto a su suegra, Giovanna Nano, de quien habla con dulzura. “Es maravillosa. Nos comunicamos todo el tiempo por Skype. Y le mostramos al nipote (nieto) por la cámara”, cuenta.

“Es un angelito. Maravilloso. Llora mucho cuando tiene hambre. Se revoluciona la casa completa. Su llanto se escucha a 20 cuadras”.
El suyo es un hogar gourmet. “¡Me encanta la comida italiana! Me encanta cocinar. Hago lazañas… Es que la cocina es una manera linda de entregar amor”.

Marlen se levanta 3 veces en la noche para cuidar a su hijo. “Lo mudo y le boto chanchitos… y gracias a Dios tenemos una enfermera que nos ha ayudado mucho”.

Luciano hace lo suyo, asegura. “Es súper buen papá. Y yo sabía que iba a ser así, porque ya conocía su relación con sus hijos mayores. Es cariñoso. Lo regalonea harto”.

—Entiendo que con Luciano se conocían hace algunos años. ¿En qué minuto nace el amor?
—Nos conocimos en Punta del Este… Empezamos a salir y el amor fue creciendo con el tiempo. A medida que nos fuimos conociendo. Pero creo que el momento en que realmente me enamoré de él fue cuando me di cuenta cuánto él amaba a su madre. Es lógico que un hombre que es tan buen hijo, también sea buen padre, buena pareja, buen hermano, buen amigo… Fue súper importante cuando estuve 3 meses con él en Italia. Es un hombre que ama a los suyos. Me siento súper parte de su familia. Me adoran. Y el amor es mutuo.

—¿Se veía complicado sostener una relación así, dado lo mediáticos que son ambos?
 —Depende de uno; ya estamos acostumbrados. Lo importante es que hemos sabido mantener nuestra intimidad entre cuatro paredes. Ahora somos una familia y tenemos que cuidar lo que tenemos. Compartimos mucho, hacemos comidas en la casa, con amistades del mundo de la moda, grandes amigos. En noviembre vienen mi suegra y la hermana de Luciano con sus sobrinos; se van a quedar un par de meses.?  
—¿Algún recelo con la fama de playboy que él cargaba a cuestas? ¿Celos?
—¡Nooo! En absoluto. El podría haber tenido los mismos temores (risas)… La verdad es que cuando lo conocí me di cuenta de que es muy caballero. Es un hombre muy correcto. Y muy cariñoso.
—Aplicó sus tácticas de seducción contigo, seguramente.
—Sí, pero en su justa medida. La verdad es que nunca he sentido inseguridades ni celos. Todo lo contrario. Siempre lo acompaño en sus viajes con las misses. Yo también soy una amante de la estética. Es parte de su vida. Respeto su trabajo y él el mío. Lo apoyo en todo. Para la final del Miss Universo Chile me dijo un piropo tan lindo (suspira profundo y mira coqueta)… Estaba tan estresado. Y me dice: Ay, mi amor, yo no sé para qué estoy buscando una Miss Chile si ya la tengo en la casa… Con eso más me enamoré.

“Mi hijo se va a sentir orgulloso de su madre”

Marlen viaja este domingo a Brasil para acompañar a Luciano en la final del Miss Universo, porque es él el representante del evento para América Latina, quien llevó a Vanessa Ceruti a competir por nuestro país. Va a tener que dejar a su hijo solo por primera vez, con sus padres, “súper regaloneado”.

El sábado, antes de partir, está invitada por Virginia Reginato para los 100 años del Liceo de Niñas de Viña del Mar, donde estudiaron ambas.
—Cuando supieron de tu embarazo, algunos amigos celebraron que te serviría para sentar cabeza…
—Sin duda un hijo te cambia la vida. Siempre para mí la familia ha sido lo más importante, pero ahora armé mi propia familia. Uno deja sus egos de lado para preocuparte de una vida que depende sólo de ti. Claramente, cambió todo. Hay que ser mucho más precavida en cada paso que das en la vida, pensando en el futuro de tu hijo.

—¿Planeas retomar tu carrera profesional ya? ¿Tienes ganas de volver a la televisión?
—Tengo muchas ganas de volver. ¿Cuándo, cómo y dónde? Todavía no lo sé. Me estoy preparando físicamente para poder estar.
—Lo del “Buenos días a todos” fue una linda manera de entretenerme durante mi embarazo. Lo disfruté…. Muchas mujeres me paraban en la calle para comentarme el espacio. Aprendí cualquier cantidad. Y mi hijo recibió muuuuchos regalos (risas). Debo reconocer que mi hijo llegó más que con una marraqueta bajo el brazo.

—¿Quieres recuperar tu estatus de showoman?
—Me considero una mujer súper versátil. Gracias a Dios, con mi carrera logré descubrirme a mí misma. Puedo hacerlo bien en muchas áreas, en la comedia, animando, comunicando, tengo mucha cercanía… en lo que me desempeñe creo que voy a hacerlo bien. Y cuento con un gran equipo que está trabajando en eso. No tengo ansiedades.
—¿Está claro lo que no volverías a hacer? ¿Estás lista para ponerte plumas de nuevo?

—Es que no me puedo quejar... ¡Y las plumas ya no se usan tanto! (risas). El escenario es algo que me apasiona. Y la sensualidad no se pierde. ¡Todo lo contrario! Yo disfrutaba porque encuentro que una mujer embarazada se ve tan sexy. Y con un niño en casa uno rejuvenece. Estoy con nuevos aires, más madura, más resuelta en la vida. Me siento renovada y estoy preparada para volver a un proyecto importante.
—Lo único que te puedo decir es que a lo que vuelva, mi hijo se va a sentir orgulloso de su madre. Es que hago las cosas con tanto amor. Me siento una artista en esencia, de alma, de espíritu. Siempre hice con tanta pasión todo…

—¿Cómo ves la farándula hoy? Has estado medio marginada…
—Cuando estaba con reposo, la TV fue mi gran compañía. Me entretenía mucho ser espectadora y no protagonista. Sí me di cuenta de que hay un cambio enorme, porque está un poco agresiva la cosa. O será que yo que estaba en estado de gracia lo sentía un poco fuerte. ¡Gracias a Dios no estoy!, pensaba. Pero no tengo nada que decir contra la farándula, porque estuve tantos años ahí, viví de ella. No puedo renegar en absoluto.

—¿Crees que hay alguna que haya llegado a ocupar tu lugar?
—Pucha, hay muchas niñas súper talentosas y lindas. Todas pueden ser showoman, la verdad. Humildemente, te digo que mi trabajo lo hice por amor, no por estar en la tele o salir en los diarios. Muchas tratan de parecerse a otras y toman el camino equivocado… Yo no me siento ni la mejor ni la única. Ojalá existan muchas más en el futuro.

—¿Tienes ganas de casarte?
—Aaaaaayyyy (risas)... Creo mucho en el matrimonio. Aún creo que es realmente lindo. Pero el proyecto más importante en la vida es la maternidad, ahora lo creo así. No lo hemos conversado, pero puede ser en el futuro. Estamos tan contentos, somos familia. Llevamos nuestra relación con mucha alegría, somos irónicos, hacemos bromas…

—¿Es la primera vez que vives el amor en plenitud?
—Yo creo que sí. Es que estoy en una etapa mucho más madura. Estoy con un hombre maduro. Tranquila. El tiene mucha sabiduría, es muy equilibrado.

—¿Y la diferencia de edad no ha sido complicada?
—¡Nooo! ¡En absoluto! Además, estoy acostumbrada ya. ¡Acuérdate poh! (carcajadas).

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