Cultura/Espectáculos
Compartir | | Ampliar Reducir

Guionistas chilenos disparan recetas, claves y descargos

Hombres "dominados" por sus mujeres que deciden convertirse en maleantes. Thrillers ambientados en la dictadura. Homenajes al melodrama de las telenovelas de la tarde...

por:  Juan Carlos Ramírez, La Segunda
viernes, 05 de agosto de 2011

Nona Fernández destaca la influencia de las series del cable.


Una telenovela o serie es un trabajo en equipo. Eso es lo primero que hay que reconocer. De la química entre los que escriben diálogos, visualizan las tramas o les dan profundidad a los personajes, depende el éxito.

Una vez aprobado el proyecto, el encargado de llevarlo a cabo llama a los guionistas. Por ejemplo, "El laberinto de Alicia" nació porque Quena Rencoret -directora del área dramática de TVN-quería tocar el tema del abuso infantil.

Lo conversó con Nona Fernández, quien creó la base de la historia. Y entre todo el equipo se armó el universo de la nocturna de TVN.

Así resume el proceso uno de sus guionistas, Arnaldo Madrid, cuyo currículum es extenso: "Mi nombre es Lara", "Marron Glacé", "Top secret", "Iorana", "Destinos cruzados", entre muchas otras.

Nona ("Iorana", "Aquelarre", "El circo de las Montini", "16", "¿Donde está Elisa?") recalca la idea del equipo: "Con la Josefina Fernández, guionista de «los Archivos», el tema de la historia reciente de Chile es una preocupación que compartimos vitalmente. Uno ya conoce más o menos el panorama de escritores con carrete, sabe qué compañeros le pegan a una cosa o a otra, y así, según la necesidad del proyecto y de la historia a contar, se arman los equipos".

Fatiga de materiales para construir una historia

Sin embargo, la clásica forma de concebir historias televisivas ha ido mutando. Por una parte, la sofisticación de las series del cable. Por otra, el franjeado que obliga a atraer al público con temas adecuados para la tarde o la noche. Y también porque nuestra sociedad ha cambiado.

De allí que series como "Peleles" o "El laberinto de Alicia" propongan otras búsquedas. O que la nueva telenovela de la tarde, "Esperanza", haga una relectura del melodrama clásico, incluso exagerándolo.

Larissa Contreras ("La fiera", "Romané", "Pampa Ilusión", "El laberinto de Alicia") está de acuerdo con este desgaste.

"Las telenovelas tuvieron un auge -en sintonía y originalidad- durante los '90 debido a que se tocaron temas que nunca habían sido tratados en televisión, con originalidad y frescura. Eso atrajo a mucho público. Pero en los 2000 el público mutó y las relaciones sociales también. Por ende, la producción de telenovelas no podía ser la misma".

Para ella, es en este punto donde comienza a dificultarse entrar en sintonía con "la calle" y poder estructurar una narración que pueda identificar al espectador.

"El público sigue series en el cable, es cercano a las redes sociales, lo cual es un adiestramiento al ojo determinante y ello exige nuevas maneras de enfrentar las historias".

Para Madrid, uno de los culpables serían los estudios de mercado.

Esto, debido al modelo de focus group , condiciona a que los participantes destaquen el éxito de la temporada.

"En el informe final pesaban muy poco las otras opiniones, así es que, finalmente, se tenía la impresión de que el público quería ver una y otra vez lo mismo, en distintas versiones", confidencia.

También influye, según su opinión, que las telenovelas se escriben a pedido "y se les suele encargar su escritura a los mismos guionistas, a los que el sistema terminó por convertirnos en una especie de «oficinistas creativos»".

Y finalmente, acusa, muchos guionistas consideran las telenovelas un subproducto de ínfima importancia, que les sirve para alcanzar otras cosas. Esto provoca "la falta de autocrítica de los responsables ante lo que se pone en pantalla".

Para Luis Emilio Guzman ("Paraíso B", "Algo habrán hecho", "Los archivos del cardenal") el problema es otro: "Las ideas estaban. Hay muchos guionistas que vienen pujando hace años por hacer series de calidad, con buenos personajes y tramas interesantes. Creo que son los ejecutivos de televisión los que entienden que este tipo de series les da categoría a los canales que sí se atreven".

Sobre el triunfo de los mundos ABC1 por sobre los ambientes populares de los noventa, Madrid opina que tiene que ver con "la mirada" de quienes deciden lo que se debe mostrar en la pantalla.

"Generalmente tiene que ver con el éxito anterior. Si una telenovela es exitosa en un medio ABC1 se tiende a repetir esa fórmula en la historia siguiente. Y ha pasado en las nocturnas de TVN, que también repite historias policiales con sicópatas de protagonistas".

"Los gringos pueden equivocarse, pero les dan tiempo a sus productos"

"Los guionistas estamos siempre atentos a lo que se está haciendo afuera", reconoce Nona Fernández. "De las series del cable y de las que podemos bajar por internet, hay narraciones maravillosamente armadas, con producciones increíbles".

Y cita "O treme", de los creadores de "The Wire", un drama social sobre la recuperación post-huracán Katrina.

"Un drama social con un estilo narrativo maravilloso, novelesco, lleno de contenido, sólido, imposible de reproducir en nuestras ansiosas y calientes pantallas chilenas. Los referentes están puestos ahí, pero, claro, la industria televisiva chilena es mucho más joven y está casada con un sistema que es regido por el rating".

Guzmán: "Son importantes. Hay un arrojo y una experimentación que en Chile no existe. Los gringos pueden equivocarse, pero les dan tiempo a sus productos. Lejos, lo que cambió las series fue la irrupción de HBO. Las llevó a otro nivel".

Guionistas vs. actores y canales

Para Guzmán, falta entender que lo único esencial de la serie es el autor. "Sin él, no hay producto. Pueden cambiar los directores, actores y ejecutivos, pero sin un «creador», no hay serie, así de simple. La cosa va cambiando poco a poco, pero estamos a años luz de EE.UU., donde el «autor» es el dueño del producto: él decide todo lo que pasa en la serie".

Por su parte, Madrid piensa que los canales de televisión han perdido el respeto por el autor. Y menciona el caso de Sergio Vodanovic, que dejó de escribir telenovelas en los noventa debido a las exigencias de "éxito" que le imponían. O Arturo Moya Grau, que "no habría sobrevivido en la televisión con el sistema de trabajo actual; sin embargo, sus guiones han seguido haciéndose en México".

Josefina Fernández ("Archivos del cardenal", "¿Dónde está Elisa?", "Mujeres de lujo", "El laberinto de Alicia") cree que el trabajo de los guionistas o creativos no debería sobrepasar a los actores, tanto en las noticias como en la promoción de las series. "Son los actores los que les dan vida a los personajes y las historias, además de crear el lazo con el público, por eso siempre están en primera línea", apunta.

Nona Fernández cree que las teleseries son productos demasiado importantes para los canales. En términos económicos, son una inversión tremenda, dice, y en ese sentido los riesgos siempre se asumen con mucha cautela por parte de la dirección y la producción.

"Supongo que por esa razón es que muchas veces cuando una fórmula funciona exitosamente se tiende a repetir hasta que deja de funcionar... O simplemente aburre al espectador. Lo vivimos con las teleseries de «pueblitos» en los 90 y lo estamos viendo otra vez con las teleseries de «acertijos policiales», donde el espectador busca al culpable de crímenes, abusos o lo que sea".

Larissa Contreras dice que pertenece a la generación de guionistas a pulso. Aquella que tiene la urgencia de contar historias y desarrollar personajes con intuición narrativa.

"Los actores siempre serán la cara visible de las producciones audiovisuales. Y ello explica que sean noticia, es parte de su rol y el aporte que hacen al género".

Dice que el trabajo del guionista ha ido poco a poco tomando espacio frente al público y los medios. "Han ido apareciendo como autores y han ido depurando su lenguaje. No hay que olvidar que series y teleseries son productos de una industria; son los canales los que deciden poner en pantalla ciertos temas y cómo ponerlos".

Y agrega: "No hay un guionista genio que haga lo que quiera en la pantalla. Como producto de mercado, en este trabajo rigen las leyes de la oferta y la demanda. Dentro de este espacio juega el guionista; entenderlo evita bastantes frustraciones".

"Permanecemos en un limbo extraño"

Estas frustraciones, Luis Guzmán se las toma con humor. Dice que más allá de los personajes y tramas, del capítulo o los diálogos, armados por los guionistas, existe "la repasada final" de los jefes y, finalmente, el momento en que el guión es mandado a los ejecutivos de televisión, "que se dedican a destrozarlo".

Dice que falta entender que lo único esencial de la serie es al autor: "Sin él, no hay producto. Pueden cambiar los directores, actores y ejecutivos, pero sin un «creador», no hay serie, así de simple. La cosa va cambiando poco a poco, pero estamos a años luz de Estados Unidos, donde el autor es el dueño del producto: él decide todo lo que pasa en la serie".

Nona Fernández reconoce: "Los guionistas somos como fantasmas, como ánimas que hablamos a través de los actores, que dirigimos los hilos de la historia, que finalmente damos un punto de vista sobre un tema, sobre una realidad, sobre lo que sea, y movilizamos con eso a equipos completos. Pese a eso, que no es menor, salvo algunas excepciones, la gente no tiene idea que existimos. Permanecemos en un limbo extraño, jugando a las escondidas. Ni los actores saben muchas veces quiénes son los escritores que están detrás de su vida de ficción".

 
Queremos conocerte. Por favor, responde esta encuesta.
Redes sociales
Redes sociales
Portada

Cerrar

img