El actor que interpreta al vicario en la serie que anoche debutó en TVN cuenta entretelones: “Cristián Precht me comentó que aparecemos mucho más piadosos de lo que eran realmente”.
Cuando estaban trabajando en “Algo habrán hecho”, el director Nicolás Acuña pensó en Francisco Melo para “Los archivos del cardenal”. Anoche debutó como el vicario en la que debe ser la serie que más polvareda ha levantado en el último tiempo.
“Nicolás es de una sensibilidad estética, política y social muy interesante”, comenta el actor en medio de las grabaciones de “Témpano”, en TVN.
Quedó fascinado con el resultado tras un “severo” proceso de investigación. Tal como todo el elenco —que encabezan Benjamín Vicuña y Daniela Ramírez— tuvo acceso al trabajo que hizo por meses la guionista, Josefina Fernández. “Basarse en una contingencia tan violenta, marcadora y radical para nuestra historia, uno podría decir que los archivos son el reflejo de cierta madurez, de cierto crecimiento y superación del trauma”, sostiene.
“Pese a que hay una invitación a la época, esto es ficción. Es complicado, pero hoy en día ya podíamos hacerlo. La génesis tiene que ver con una serie policial”, añade.
“Reconocí el valor heroico que tuvieron ellos. Incluso, creo que nos quedamos cortos. Si queda un desastre así en el país hoy, ¿yo sería capaz de trabajar en una entidad sabiendo que el riesgo de vida es permanente? Esta serie va a valorar a esos héroes anónimos”.
Melo destaca el estreno en TVN. “Muy lindo. Con Patricio Aylwin, familiares de detenidos desaparecidos, y uniformados, todos en la misma línea. Uno decía: Sí, hemos crecido”.
“Lo curioso es darnos cuenta de lo irresponsables que éramos”, le comentó alguien. “Cometíamos esas pelotudeces”.
—Porque había una pasión política muy distinta a la de hoy.
—Probablemente. Es la pasión de los jóvenes que protestan, pero ahora no hay miedo. Hoy no existe el riesgo de vida. Cristián Precht me comentó que aparecemos mucho más piadosos de lo que eran realmente. Por eso me gustan esas escenas donde fumamos y tomamos whisky. Cómo el vicario conduce a su equipo, los aleona y los provoca. Me pareció importante potenciar el tema humano, más que religioso.
“Es una torpeza pensar que esta serie pretende dividir al país”
Precht no fue su inspiración, advierte Melo. Fue Alejandro Trejo el que un día le puso Cristián y así quedó.
—La del vicario es la una imagen de sacerdote no muy común hoy.
—No, pero yo siendo ignaciano me vinculé mucho con los jesuitas, que son bastante combativos, muy de terreno. Como Felipe Berríos, como el hermano de Felipe Castro, que trabaja con mapuches. Tuvimos una escena extraordinaria con Mateo Iribarren (agente CNI), donde terminamos casi negociando vi? das. Uno se instala desde la estrategia política, la pasión humana es la oportunidad.
—En tiempos de Karadima es, quizás no reivindicar a la Iglesia, ¿pero sí darle un nuevo aire?
—Esa sensación uno la tiene. Se instala para demostrar que el problema de Karadima no es de la Iglesia, esencialmente hablando. Se funde, contamina a la Iglesia completa. Pero la esencia tiene que ver con el hombre. Cómo reaccionó la Iglesia para protegerlo, o hacer oídos sordos, son otros escalones. Que pasan por hombres y no por la Iglesia. Yo siento que le da un respiro. Le da la posibilidad, pero no pretende reivindicar a nadie.
—Recordar que tuvo una mejor época...
—Y actualmente también lo tiene. Hay una crisis importante que tiene que ver con las comunicaciones, porque hoy todo se destapa, y nadie tiene miedo. La Iglesia hoy tiene hombres tremendamente valorables.
—El senador Carlos Larraín y otros sostienen que es una serie que divide al país.
—Está bien que tenga la libertad de decirlo, habla de nuestro momento democrático. Encuentro extraordinario que esto suceda en un gobierno de derecha. Que se dé la serie en un canal del Estado. Es una torpeza pensar que esta serie pretende dividir al país. Son mucho más serias otras señales que da este país. Los jóvenes la verán con perspectiva. Y el que se sienta agredido que se defienda, con justo derecho.
—La gracia es que este no es un informe para desprestigiar a nadie. No es “Informe Especial” ni “En su propia trampa”… La gente se va a reír con ciertas cosas, y podemos. Han pasado suficientes años. Las heridas sanaron, pero existen.
“Me gusta apasionarme”
Con “Témpano” Melo sigue viviendo las asperezas del capitán Alvaro Grau, con las que lidera el rating de las 20 horas. Es todo lo opuesto al vicario. “Manejan ciertos niveles de tensión similares. Los dos están bastante en control. El vicario se da más libertades. Alvaro está total y completamente atrapado por un modelo perfecto”.
—¿Y cuál de ellos tiene más que ver contigo?
—El vicario, por lo desordenado. Pero uno siempre tiene un poquito de todo.
—¿Te apasionas así? ¿Llegando a ser irresponsable en tus actos?
—Sí. Aunque mi yo vigilante siempre me acusa y me controla. Pero me gusta apasionarme. Más que por las causas, tiene que ver con cómo afloran los sentimientos. Si me enojo, me enojo. Si hueveo, me voy al chancho. Generalmente, me arrepiento.
—¿Qué circunstancias te apasionan brutalmente?
—Soy capaz de reaccionar ante todo. Si un tipo me echa la foca en la calle, o aquí, con el coordinador de piso ante una situación injusta. Me pasó. Tal como puedo grabar chascarros para “El buenos días”, así (chasquea los dedos) cambio y me agarro en mala.
—Entonces lo que tienes que controlar es la ira…
—Más que la ira, creo que son los desbordes. Soy pasado pa’ la punta. Ahí es cuando digo: Ay, me fui un poquito al chancho. Tengo un tema con la justicia, puedo armar un escandalillo. A ver, no me siento un héroe ni mucho menos, pero no me quedo estático. Es algo que me mueve.