Cultura/Espectáculos
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MICROFONO ABIERTO, una tendencia que empieza a tomar vuelo en Santiago

En Nueva York y Londres, el micrófono abierto es casi una institución. En Santiago, hay tres iniciativas que están teniendo una buena respuesta del público. Son espacios creados por tres músicos y amigos que se conocieron justamente... en un micrófono abierto. “Hay muchas comunidades virtuales. Faltaba una real”, opina uno de ellos.

por:  Andrés Nazarala R./La Segunda
lunes, 20 de junio de 2011

P ara un músico no hay mayor satisfacción que pararse frente a una audiencia, interpretar un repertorio y, ojalá, recibir un par de aplausos. Es un momento de gloria para nada fácil de conseguir. Es que aún pesa la idea de que para pararse sobre un escenario el artista debe ser primero “descubierto” por un sello o por algún gestor interesado en explotar comercialmente su talento.

 

Afortunadamente, en Chile las cosas están cambiando. El último paradero dentro de los caminos independientes para la difusión musical —tras espacios virtuales como Myspace o Bandcamp— es ahora el micrófono abierto, tendencia que llega a nuestro país con cierta tardanza, siguiendo el modelo de los pequeños clubes de Greenwich Village que vieron nacer, entre otros, al gran Bob Dylan.

 

El funcionamiento es simple. Los músicos llegan al lugar con sus instrumentos. Esperan su turno y se suben al escenario para interpretar su repertorio. Por lo general se les da un cuarto de hora para ofrecer su show, lo que potencia la ya mítica frase de Andy Warhol que aseguraba que “en el futuro todos tendrán sus 15 minutos de fama”.

 

Bistrot Club de Jazz Le Fournil: semillero de nuevos artistas

 

Al músico, productor y actor Mauricio Dell se le atribuye la importación del primer micrófono en el 2010. Acababa de llegar a Chile tras vivir en Estados Unidos y Europa y se le ocurrió que era una buena idea montar un espacio con estas características. Así, se asoció con el francés Jérome Reynes, dueño del Club de Jazz Bistrot de Le Fournil, para poner a prueba el experimento en el lugar.

 

“Hicimos los primeros eventos con palos blancos, músicos que iban a estar interesados en abrir este espacio”, cuenta Dell, quien asegura que después de la quinta noche la cosa empezó a tomar vuelo.

 

Hoy, el espacio se llena. Funciona todos los lunes en la noche y recibe tanto a solistas como bandas, con previa inscripción. Cuenta también con un radiante piano de cola, para los que quieran tocarlo.

 

“Tenemos cinco actos por noche. Yo selecciono a los músicos por estilos para que haya cierta consecuencia durante esa misma sesión”, explica el gestor. “Presento a los artistas con nombre y apellido para que se genere un ambiente más íntimo. Llegan doctores, profesionales, gente que se dedica a otra cosa que no es la música. Y es interesante mostrar sus trabajos. Te das cuenta de que hay una gran masa de músicos aficionados que son amateur en el sentido verdadero de la palabra: aman lo que hacen”.

 

Del Bistrot han surgido artistas que cuentan con cierta popularidad, como es el caso del brasileño Thiago Lyra y el grupo De Reyes, Príncipes y Populachos. Pero hay una cantante en particular que no sólo llevó a Dell a querer producir su disco sino que se transformaría en la segunda gran difusora del sistema de micrófono abierto en Chile: María Colores.

 

“Vi su primera presentación en vivo. Me interesó mucho su música y empezamos a trabajar inmediatamente”, cuenta Dell. “Al cabo de un año grabamos un disco para el Sello Azul”.

 

Por estos días, el single de María Colores, “Llamadas perdidas”, suena regularmente en varias radios chilenas.

 

 Bistrot Club de Jazz Le Fournil. Patio Bellavista. www.microfonoabierto.cl.

 

La Casa en el Aire: El reino de Colores

Tras su éxito como una de las importantes apuestas del Sello Azul, María Colores no quiso darle la espalda al micrófono abierto que la vio nacer.

 

 Así decidió montar su propio espacio en La Casa en el Ai re. Este funciona todos los martes y no requiere de inscripción previa. Tampoco se limita a la música, abriéndose a la poesía, el baile, la comedia y otras disciplinas.

 

“Es un buen espacio para el training escénico”, opina la cantante. Y agrega: “Me gustaría que esto fuera creciendo. Lo bueno es que llegamos a un punto en que la gente acude sin aviso, se ha corrido la voz. Es un espacio de expresión y también de amistad. Hay personas que llegan solas y hacen amigos en el lugar. Se da una comunión muy bonita”.

 

María Colores admite que muchos de los amigos músicos que tiene los ha conocido en los micrófonos abiertos. A una de ellas, la cantautora estadounidense Natalia Serna, la conoció tocando en un “Open Mic” en Brooklyn, Nueva York. Como consecuencia, la cantante se vino a Chile y abrió el tercer espacio en Santiago: el del mítico bar Le Trianon.

La Casa en el Aire (Antonia López de Bello, 0125, Barrio Bellavista).

 

Le Trianón: El micrófono al rescate del patrimonio under

 

Tras conocer a María Colores, Natalia Serna —hija de padre colombiano y madre estadounidense— vino de vacaciones y se enamoró del Barrio Brasil. Así se topó con un lugar mítico delunder santiaguino de los 80: Le Trianón, bar-cabaret fundado por la fallecida diva Candy Dubois —admirada por muchos, desde Los Tres, pasando por el director Vicente Ruiz hasta el productor Willy Geisse— y su socia Monique, quien sigue siendo la dueña.

 

 En este edificio de estilo francés —que cuenta con cortinas rojas de cabaret, lámparas de cristal y una foto en la que Dubois posa como una sirena para el lente del reconocido Germán Bobe— Serna abrió un micrófono abierto que funciona todos los jueves y que convoca a músicos que ya han pasado a formar una suerte de familia.

 

“Está abierto a lo que sea”, cuenta Serna, también conocida como La Muna. “Este espacio se presta para ser casa para mucha gente. El local no te impone la venta de algo. Tampoco hay que vestir de una manera determinada. El micrófono es para todos. Aquí se les brinda casa a los que están sin casa, musicalmente, espiritualmente, metafísicamente. La idea es que se forme una comunidad”.

 

 Anoche, el ambiente de Le Trianón era íntimo y agradable. Natalia Serna dio el pie inicial al espectáculo con dos canciones dedicadas a su madre, quien la visita en Chile.

 

 “¿Y ahora quién viene?”, preguntó la anfitriona. Subió un adolescente de 19 años llamado Leri Ruiz-Díaz que, con tres intensas canciones, congeló la sangre de los asistentes.

 

“Llegué aquí por el boca a boca virtual, es decir por el letra a letra”, bromea el cantautor, contento por tener un espacio para mostrar sus composiciones.

 

“Esto es como cuando un niño quiere jugar a la pelota y no puede ni en la cocina ni el living”, analiza Nicolás Aúd, otro joven cantante. “Entonces le entregan un patio donde sí puede jugar. Este lugar es como eso”.

 

Le Trianón ( Santo Domingo 2096, Barrio B rasil).

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