Sin que uno le pregunte, Percy Eaglehurst empieza a contar que a sus 88 años todos los días se ejercita en la piscina, en una máquina para las piernas y bicicleta estática, y que nunca ha fumado. “Todos los dientes son míos”, remata orgulloso, mientras los golpea con los dedos.

Hace 64 años debutó Pepe Antártico, un pícaro personaje que siempre está buscando conquistar a alguna chica, aunque a menudo no le resulta. Desde entonces ha publicado diariamente una viñeta, todo un récord mundial según asevera.

Su personaje tiene un monumento en San Miguel y hasta inspiró una película.

El próximo viernes 29, a propósito del cumpleaños de Pepe, la Universidad Los Leones (República 78) inaugurará una exposición con dibujos originales de Percy, quien además recibió el Premio Nacional de Periodismo, mención Dibujo, en 1969. Y el Museo de la Historieta prepara un tributo.

En tanto, Percy conversa hasta por los codos, camina con total naturalidad y observa con mirada brillante y curiosa lo que pasa a su alrededor.

Así como su personaje, que a los 40 actúa como un joven inmaduro, este antofagastino se niega al paso de los años. Y hasta está casado con Drina Paredes, más de tres décadas menor que él. Juntos tienen 2 hijos: de 18 y 20 años, que viven con ellos en la casa de Ñuñoa.

“Hay un mundo aparte de Pepe Antártico, pero él es un resultado de lo que es mi vida. Es un símbolo que vive de lo más precioso que hay en la creación que es la mujer”, dice hablando de corrido y pasando de una detallada anécdota a otra.

—¿En qué se parece a Pepe?

—Mi señora dice que yo soy Pepe.

—¿Y usted qué dice?

—Yo pienso que tengo un carácter alegre, pero no siempre relacionado con el sexo… A pesar de que es lo más importante que puede ocurrir en el mundo. La vida comienza con el sexo. La palabra sexo en el libro donde más figura es la Biblia.

—¿De dónde saca la inspiración para tantos dibujos?
—De todo, de películas, de la TV, tallas de amigos. Cuando es verano siempre hago la piscina, el calor, el verano, la bebida. Cuando se acerca Navidad, los regalos, para el 18 de septiembre los dibujos van relacionado con eso. El resto del año es salpicado, suelto —dice antes de mostrar la libreta donde apunta las ideas que se le ocurren.

Su personaje ha sufrido en todos estos años apenas pequeños cambios en algunos trazos. La personalidad es la misma. “El Pepe era de nariz larga, entonces se la enderecé y la puse en punta, pero fue de a poco. Mi señora siempre me ha dicho que ¡cómo lo tienes vestido, y con un jopo! Eso no se lo puedo quitar porque es característico. Como Mister Bean, quien siempre anda con la misma ropa. Pepe se viste como los argentinos antiguos, los petiteros, con jopo, colita para atrás y el traje apretado”.

—Pepe es súper pícaro pero, comparado con otras culturas, el chileno parece no serlo tanto.
—El hombre vulgar, de término medio, es gracioso, pero un poco triste a la vez. Pepe no quiero nunca que sea triste, lucho con eso, conmigo también. La muerte del hijo mío no la he aceptado nunca, pero no tengo odios contra nadie.
—¿Cómo ha sobrevivido tanto tiempo?
—No quiero que sepan en el diario ?  (“La Cuarta”) que para mí es una diversión mi trabajo porque van a decir: “Menos le vamos a pagar a este desgraciado”. Quizás por eso he durado tanto” (suelta una risotada).
“Siempre he pensado que si no existiera Pepe, lo estaría pintando en cuadros”, comenta en el segundo piso de su casa, lleno de pinturas al óleo con su personaje junto a sexies chicas curvilíneas. Más allá está su escritorio, junto a un mueble donde conserva archivado año a año todos sus dibujos.

Ovnis, magia y tolerancia

A Drina la conoció mientras practicaba uno de sus hobbies, la magia. Ella tenía 22 años y vivía con su mamá, a quien cuidaba. El había enviudado hacía dos años de la que fue su mujer desde los 20 años —y que conoció con 10— y con quien tuvo 4 hijas y 1 hijo.

En ese entonces andaba “amargado” por la vida. Pronto empezó a salir con Drina. “Un día le dije «Según la ley de la naturaleza yo me tengo que ir primero. No sé si te convendría casarte, pero a mí me encantaría». El pololeo nos duró poco tiempo y nos casamos. El primer año se embarazó”.

La diferencia de edad se la toma con humor: “Me encuentro todo el tiempo con señores de edad que me dicen «Qué bonita su hija». Les digo «Se equivocó, es mi nieta»”. Y entrega una clave: “Tengo una tremenda capacidad de tolerancia”.

Ella se deshace en flores: “Es súper sabio, tiene un humor maravilloso, su mirada a la vida no es de persona mayor, conozco gente que es mucho más joven y tiene pensamiento de otra edad. Es maravilloso porque sabe vivir, es tierno, amoroso. ¡Las tiene todas!”.

Desde 1995 y por 7 años, trabajaron juntos en la revista “Revelación, espíritu, mente, cuerpo”, que él dirigía y donde escribían sobre karma, piedras, clonación humana… Y ovnis, en los que él cree fervientemente.
Su padre, galés, también tuvo su propia revista donde su señora, 15 años menor (“era poco”), también escribía.
 
“No tengo una escena pornográfica, jamás”

Está lejísimos de jubilar o abandonar a su personaje: “Si sigo vivo y me dan la oportunidad, voy a seguir dibujándolo”.

Defiende a su personaje, aun antes de que sea puesto en entredicho: “Pepe no ofende a la mujer. Quienes piensan eso se sienten afectados porque en el dibujo Pepe aparece engañando a un matrimonio, pero siempre pongo un marido ridículo, guatón, de bigotes negro, feo, como diciendo que la mujer tiene otra posibilidad”. De paso, “la mayoría de las veces le va mal, no lo consigue, sale aporreado; otras veces sí, sale dando cariños, pero no tengo una escena pornográfica, jamás”.

En tanto, desde hace tres meses trabaja en una exposición sobre el mítico “Bim Bam Bum”, del que fue guionista por una década y con cuyo sueldo compró su primera casa, según rememora alegre. Ya lleva unos 40 dibujos, en el que vuelve a la vida a rostros como Antonio Prieto, Leo Marini, Carlos Helo y Guido Vallejo.

Aparte, escribe sus memorias, que espera tener listas en dos o tres meses.
Sobre el escenario para los caricaturistas, se queja que faltan espacios, ante la extinción de varios de antaño.

También se pronuncia respecto de la baja en los índices de lectura en el país. “En Chile hace falta la editorial del Estado”, dice y asevera: “Le mandé un plan detallado a Piñera. El gobierno tiene una imprenta fabulosa y tenemos excelentes canales de distribución, pero estamos trayendo libros de afuera. Se está gastando una salvajada en libros y los niños no leen porque les están entregando libros que son tan difíciles de entender que hasta el título dice «Lectura obligada». La lectura debe ser libre”.

Tras una larga charla apaga todas las luces y advierte al visitante que tenga cuidado con las angostas escaleras, mientras él desciende sin problemas.