El cantante le pegó una patada a uno de sus coreógrafos en la mitad de su show.
Es la segunda vez que Justin realiza esa “gracia”: ya lo había hecho en Vancouver.
Hace pocos días circulaba en internet una foto que mostraba el lado más tierno de Justin Bieber: se le veía como un niño de 13 años con guitarra en mano cantando para que algún transeúnte le pudiera dar algo de dinero.
Pero esa imagen poco y nada tiene que ver con lo ocurrido en el show que el cantante ofreció en el “National Indoor Arena” en Birmingham (Inglaterra), con motivo de su gira mundial “Never say never”: el ídolo juvenil inexplicablemente saltó y sin motivo alguno le dio una patada estilo Kung-Fu en pleno cuello a uno de sus bailarines.
