Nuestro país retrocedió significativamente en el índice de competitividad de la industria tecnológica, aunque siguió liderando la región en esta materia.
Chile perdió competitividad en la industria de innovación tecnológica, bajando del puesto 27 a 32 en sólo dos años, de acuerdo al Estudio realizado por The Economist Intelligence Unit (EIU) para Business Software Alliance (BSA). Pese a ello, se siguió ubicando a la delantera de América Latina.
El principal motivo de una brusca caída en este ranking mundial –que comprende a 66 países y estudia el entorno de la industria tecnológica – fue la baja calificación en investigación y desarrollo, donde el entorno es evaluado en forma poco favorable. Este indicador cayó en 21 lugares desde 2009 a la fecha y se ubicó en el puesto 52, por debajo de Brasil, Argentina, México y Colombia. Esto tiene relación con la escasa presentación de patentes de innovación tecnológica.
En el ranking general, Chile alcanzó un puntaje de 43 tras ser evaluado según diferentes parámetros, mientras los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) obtuvieron un promedio de 57 puntos en innovación tecnológica.
“Queda claro que tenemos un desafío pendiente. La innovación tecnológica es un tema clave para mejorar la productividad y el crecimiento económico de Chile. Si no reaccionamos a tiempo, vamos a seguir perdiendo competitividad frente al resto de los países”, afirmó Rodrigo Bulnes, abogado y representante en Chile de BSA.
El talón de Aquiles claramente está en el débil entorno de investigación y desarrollo, a juicio del abogado. “Es necesario que nuestro país dé un mayor respaldo a los emprendedores. En ese sentido, ayudaría el hecho de que ellos tengan mayores garantías de que los derechos sobre sus creaciones van a estar bien protegidos”, agregó Rodrigo Bulnes.
Entre los aspectos positivos abordados por el estudio, Chile destaca por sólidas ganancias en la infraestructura tecnológica y respaldo para el desarrollo de esta industria. Además, nuestro país aparece con el puntaje más alto a nivel mundial en cuanto a la neutralidad del gobierno respecto de la tecnología, debido a que evita “escoger ganadores” entre los participantes o tecnologías de la industria.
