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¿Desaceleración? ¿Y yo qué hago?

La sicóloga Marcela Music asegura que "mientras haya mayor deficiencia de alguna necesidad básica, será menor el grado de satisfacción de la vida de las personas".

por:  La Segunda Online
jueves, 11 de septiembre de 2014
desaceleración

Foto El Mercurio

Por Marcela Music
Sicóloga Talento Virtual

Son tiempos de desaceleración, de prudencia en los gastos, de estar siendo advertidos a diario por los medios de comunicación que el panorama se viene mal, que el desempleo está creciendo, los planes de crecimiento de las grandes compañías se han visto acotados, se posponen los nuevos proyectos, etc, etc…

Todo mal.

Ver las noticias es para deprimirse, escuchar a los expertos en economía genera un temor tremendo e irremediablemente todo esto repercute en nuestra vida, en cómo nos sentimos respecto de nuestro trabajo, nuestros gastos, nuestro sueldo y nuestro desarrollo.

La clásica  Teoría de Maslow respecto de la pirámide motivacional nos da algunas luces respecto de lo que nos sucede en esta etapa.

Dice Maslow que en la medida en que se satisfacen las necesidades más básicas, asociadas a la supervivencia y a factores externos (alimentación, vivienda, seguridad), los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados relacionados con el ser, el desarrollo y el mundo interior (afiliación, reconocimiento y autorrealización).

Es claro entonces que mientras haya mayor deficiencia de alguna necesidad básica,  es menor el grado de satisfacción de la vida de las personas.

Cuando estamos restringidos y hay señales externas que nos anuncian un panorama complejo, nos enfocamos en cómo haremos para subsistir y cubrir nuestras necesidades básicas de alimento, educación y vivienda. Todo aquello, que antes pensábamos, en tiempos de abundancia y prosperidad económica, sobre desarrollarnos profesionalmente, estudiar, emprender, innovar y “hacer algo que tenga sentido y sea un desafío” como en tantas entrevistas uno ha escuchado con candidatos a algún puesto de trabajo, son aspiraciones del pasado, que se acallan y se hacen lejanas en estos momentos.

Hoy día, quienes buscan trabajo, ya sea que se trate de gerentes de primera línea o de jefes y operarios, todos por igual hablan de tener un trabajo estable, con una remuneración fija y donde no haya riesgos involucrados.

Es como si en momentos de escasez, nos hacemos más parecidos unos a otros, nuestras preocupaciones son las mismas y las diferencias educacionales y sociales se disipan.

Ojalá pudiéramos mezclar un poquito más los dos escenarios, el de la abundancia y el de la restricción, ya que seguiremos experimentando ciclos económicos parecidos por el resto de nuestros días.

En los tiempos de restricción, como el actual, ojalá pudiéramos pensar que nada es tan terrible como se transmite, no aumentar la paranoia colectiva con frases como “esto va de mal en peor”, aumentada por los medios y noticieros, donde abundan los mensajes fatalistas y poco alentadores que solo contribuyen a perpetuar nuestro pesar.

En esta época de desaceleración, debiéramos estar expuestos a mejores noticias, a lo que sí está resultando, a las múltiples empresas que están reorientando sus objetivos y planes pero que sí están creciendo,  a líderes creativos y optimistas que nos ayudaran a confiar en nuestras capacidades y fortalezas, a crear y pensar que siempre hay alternativas, que aun en los peores momentos podemos decidir el rumbo de nuestras vidas y que, hay algo esencial que se pone a prueba en estos tiempos que es la flexibilidad para adaptarnos a los cambios.

Si tu área tiene que reestructurarse y hay rumores de cambio, piensa en cómo hacerte indispensable para el éxito de tu empresa; si te suman carga laboral, puedes tratar de comprender que todos tenemos que poner el hombro con más fuerza y que si todos colaboran es mejor que quejarse; si tienes ganas de que tu sueldo aumente, tal vez este no es el mejor momento para plantearlo; si quieres cambiar de área, puedes hacer un plan que te permita mostrar tus habilidades; si hay aspectos de tu trabajo que no te gustan, tal vez tendrás que pensar en lo esencial y lo accesorio dejarlo para otro momento.

Hay personas que no logran evaluar el momento adecuado para plantear inquietudes, críticas, aspiraciones y deseos. Una misma solicitud hecha en momentos de abundancia y restricción puede ser interpretada de manera diametralmente distinta. En un caso, puede ser percibido como tener pensamiento crítico, proactividad, inquietud e iniciativa; en otros tiempos en cambio, puede ser signo de escasa sensibilidad, falta de empatía e imprudencia.

Ojo entonces con nuestras inquietudes y deseos, siempre es aconsejable conversarlas con alguien antes de atravesar la puerta del jefe y dejarlas sobre la mesa, es decir, salir de nuestro mundo donde las necesidades y motivaciones personales son centrales y justas y evaluar si en este momento, en el mundo, en la economía, en la empresa donde trabajo, en mi equipo y con mi jefe, será un aporte o me transformaré en un problema más…. Sobre todo en tiempos de desaceleración.

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