"Como sociedad no estamos abordando el impacto emocional que provocan los contenidos que entregan los medios de comunicación", advierte la psicóloga Rosario Covarrubias.
Imagen de la destrucción de los bombardeos en Gaza.
Foto AP
Por Rosario Covarrubias M.
Covarrubias.ro@gmail.com
Somos testigos permanentes de discusiones sobre los efectos tóxicos de drogas tanto lícitas como ilícitas, del alcohol, e incluso de algunos alimentos como el azúcar y hoy, particularmente, también de la sal (hasta aparecen proyectos de ley para regular su consumo).
Si bien las sustancias mencionadas no pueden meterse en un mismo saco, comparten un criterio común: son ingeridas por el cuerpo y en muchos casos provocan adicción.
Lo que como sociedad no estamos abordando es el impacto emocional que provocan los contenidos que entregan los medios de comunicación donde, tanto las imágenes como las tramas, muchas veces tienen un carácter tremendamente violento, aterrador o estimulan el desarrollo de cánones de belleza irreales.
Pareciera que al no ser un producto tangible, como son las sustancias que podemos ingerir, fueran menos reales y por ende tendrían un peso menor.
Todas las imágenes y la información a la que accedemos son un alimento para nuestro inconsciente, las registramos y sus contenidos no sólo nos generan ciertas emociones mientras las tenemos frente a nuestros ojos, también se van conjugando con todas nuestras experiencias y aparecen en nuestros sueños y fantasías.
Se han realizado estudios, especialmente con niños, a los que se les han mostrado dibujos animados violentos y el resultado es que actúan de forma más agresiva que los que no son expuestos a ellos.
Paralelamente, en los estudios donde los contenidos que se exhiben son altruistas, las personas actúan con mayor empatía e interés hacia los otros.
Quienes buscan descansar en su tiempo libre viendo televisión o películas, difícilmente conseguirán ese objetivo cuando éstas incluyen contenidos violentos o terroríficos ya que estimulan la liberación de adrenalina, aumentando los niveles de estrés en el organismo.
Es importante tener en cuenta que las imágenes no desaparecen, quedan registradas y pasan a formar parte del vasto contenido de imágenes que ya se ha almacenado.
Se le da poca importancia al tema de la violencia en los medios y, por sobre todo, no se educa en la influencia que éstos tienen.
Los debates giran en torno a los productos nocivos para el cuerpo, muchos de los cuales también afectan la psique, pero reflexionar sobre los estímulos nocivos para la mente que, por lo demás, afectan también al cuerpo, debería ser cada vez más importante.