La Convención de los Derechos del Niño reconoce el derecho de todo niño y niña al descanso y el esparcimiento. Sin embargo, muchas veces esto se confunde con llenarlos de actividades y panoramas.

 

La profesora de trabajo social y especialista en calidad de vida de la Universidad del Pacífico, Karina Gatica, explicó que el ocio se entiende como el tiempo libre y para disfrutar que tenemos, el cual para cada persona adquiere protagonismo, en función de sus necesidades y de la etapa vital en la que se encuentra. En definitiva es una experiencia psico-fisiológica.

El beneficio del tiempo de ocio va por la relación de dependencia que hay entre éste y la satisfacción de necesidades psicológicas, la salud mental y física, la satisfacción vital y el crecimiento personal. Entre los beneficios más nombrados se encuentra la relajación mental, la tranquilidad, el disfrutar de la naturaleza, el desarrollo de las habilidades, el aprendizaje, la unidad familiar, etc.

“En el caso de los niños, podemos decir que la etapa vitar en la que se encuentran hace que el fenómeno ocio surja como una condición natural, no excepcional respecto de sus vidas”, señaló la especialista, quien además dijo que las actividades recreativas propias de su edad, la participación plena y libre en la vida cultural y artística, es un derecho necesario en los niños.

En relación a esto, la profesora levanta una alerta en relación al uso y abuso de los medios tecnológicos por parte de los niños. Para ella, los padres dejan que los niños estén saturados en tecnología y dispositivos comunicacionales, lo que hace que dejen de tener una real comunicación.

“El tiempo de disfrute familiar resulta fundamental para su desarrollo personal y social. Contribuye a desarrollar habilidades relacionales con otros, pares o adultos que fortalecen su desarrollo, le permiten ir al encuentro de otro significativo con el que comparte su tiempo”, puntualizó.

Los niños al disfrutar su tiempo de ocio con la familia, tienen mayores ganancias porque el espacio de aprendizaje que tienen es natural, además que por medio de los juegos y la recreación en conjunto, los vínculos se acentuarán.

“En tiempo de ocio las relaciones se estrechan, nos permite relajarnos, aprender, disfrutar de espacios que comúnmente no disfrutamos y, en definitiva, acrecienta la sensación de bienestar, mejorando la calidad de vida no solo en los niños, sino también en los adultos”, concluyó Gatica.