Las malas técnicas para alimentar a un niño, puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos alimentarios.
Foto Álvaro Durán
Tener un hijo malo para comer, puede traducirse en dificultades de salud importantes, desde desnutrición, obesidad posterior, hasta problemas psicosociales. Es por esto que la detección temprana y tratamiento de estas conductas son tan relevantes. Y aunque una gran cantidad de padres enfrentan todos los días este escenario no saben qué hacer y los pediatras orientaban de acuerdo a criterios más que ha diagnósticos y manejos definidos y bien esquematizados.
Sin embargo, el Dr.Benny Kerzner, especialista en gastroenterología (Children’sNational Medical Center, Washington, DC) al verse enfrentado a este problema que afecta a cerca del 50% de los niños en alguna medida, creó un sistema que dio categorías o clasificaciones y por lo tanto soluciones a las diversas dificultades alimentarias que afectan a los niños, conocido como: IMFeD.
"En las dificultades alimentarias del niño se pueden presentar deficiencias nutricionales agudas o crónicas, de magnitud muy leve o llegar a ser incluso severas. Los efectos para el grupo familiar y para el niño incluyen alteraciones en su sociabilización. También si son dificultades severas podría haber secuelas a largo plazo en desarrollo oromotor y del lenguaje, alteraciones del desarrollo normal de la conducta alimentaria como: darse cuenta de las señales de hambre, asociaciones negativas con el comer, incluyendo a largo plazo riesgo de trastornos de la conducta alimentaria no especificados", explicó la Dra. Elinor Zumelzu, pediatra nutrióloga del Instituto de Neuropsiquiatría de Viña del Mar (IPSI) y directora de IMFeD en Chile.
"Durante el embarazo y el amamantamiento, el feto ya está expuesto a los sabores y eso determinará que tan selectivo será el niño a la hora de comer. Además si se le da comida sólida antes de los 4 meses o después de los 9, tienen más riesgos de desarrollar problemas de alimentación. Depende de cómo los padres respondan a las señales de hambre y satisfacción de los pequeños, serán las dificultades posteriores.Para prevenir es muy importante la ayuda de profesionales de la salud, quienes deben educar a los padres lo antes posible", explicó la nutricionista pediátrica Kim Milano, quien vino a Chile para dictar una charla a médicos, que se enfrentan día a día con esta problemática. En ella abordó la importancia de enfrentar este tema.
A nivel mundial, las consultas por dificultades alimentarias han ido en aumento y Chile no es la excepción. "Los padres se dan cuenta del problema en la mayoría de los casos y solicitan ayuda, nuestra responsabilidad es escucharlos y estar al día, especialmente para ayudarlos con técnicas eficientes y probadas", destaca la Dra.Zumelzu.
El porcentaje de niños con dificultades alimentarias en Chile no está bien descrito, varía dependiendo de la causa. Si le preguntamos a las madres si sus hijos tienen dificultades en la alimentación encontramos ese porcentaje tan alto cercano al 50%, pero al sacar a los niños que no comen ciertos nutrientes por costumbre o falta de oferta por parte de los padres, el porcentaje disminuye y nos quedamos con aquellos que se alimentan en forma deficiente por mala técnica en la introducción de los alimentos. La selectividad (como enfermedad, no el niño mañoso), la anorexia infantil y las alteraciones más severas de la selectividad que se dan en niños que tienen otros problemas neurológicos.
A pesar de que no hay estudios a largo plazo, entre las dificultades para comer y la obesidad, Kim Milano es enfática al decir que: "sabemos que malas técnicas para alimentar a un niño aumentan el riesgo de desarrollar obesidad. Además, cuando son muy selectivos, rechazan comer vegetales y sólo ingieren alimentos altamente calóricos o comida rápida, hay riesgo de desarrollar obesidad".
En Chile el método IMFeD se está difundiendo desde 2012 en forma sistematizada en todo el país. "Es muy alentador para los profesionales que nos dedicamos a dificultades y trastornos alimentarios ver el interés manifestado por los pediatras en los cursos por conocer acerca de estos trastornos y que exista esta divulgación del conocimiento a través de esta herramienta de diagnóstico que facilita su comprensión", comentó la Dra. Zumelzu.
Ante la angustia que provoca en los padres ver a sus hijos resistirse a comer, la Dra. Zumelzu destaca que: "En los niños que tienen esta patología solo por indicación médica de un aporte nutricional extra, se usan los suplementos alimenticios, al igual que lo que ocurre en otras patologías que cursan con mal nutrición. Pero en los casos nunca se utilizan para reemplazar comidas, se utilizan en general al finalizar el día en un paciente en tratamiento luego de haber completado todos los horarios normales de alimentación (desayuno, almuerzo, once y cena)".
La meta acá es enseñarle al niño cuando tiene hambre y cuando no:
- Ofrecerle comida saludable regularmente
- Tener horarios estables de comidas (tres al día)
- No pelear para que coma, sino que explicarle lo bien que le hace lo que va a comer, porqué es importante alimentarse para el cuerpo
- Cambiar la persona que lo alimenta
- Ofrecerle comida con calorías o suplementos, cuando sea necesario
La meta es que amplíen la cantidad de alimentos que comen:
- Ofrecerles salsas saludables, con los vegetales, para que los puedan untar
- Esconder los vegetales en salsas o en puré
- Ofrecer la comida de manera apetitosa o divertida para el niño: hacer caritas o formas entretenidas
- Preguntarle cuál es el personaje que preferiría comer
- Darle a la comida nombres entretenidos para ellos: brócoli: árbol; coliflor: cerebro de monstruo, etc.
La meta es reducir la angustia que le produce comer a través del cambio en el medioambiente:
- En el dormitorio, living, patio, etc
- Cambiar los utensilios: usar diferentes botellas, vasos, cucharas
- Alimentarlos en una silla diferente: en la falda o en otra silla
- Cambiar habitación
- Hacer estos cambios lo antes posible
- Darle al niño la cuchara
- Poner la comida directamente en la bandeja
- Premiar al niño por probar un nuevo alimento
- Ofrecer el mismo alimento rechazado, dos veces a la semana y sin presión para que se lo coma
- Alternar ofreciendole el mismo alimento cocido, molido, como puré, etc.