"Las mamás y papás ante todo son modelos para sus hijos y si ellos los ven desenvolverse con seguridad y tranquilidad y además de amarlos los contienen, les estarán entregando a esos niños la posibilidad de aprender a mirar el mundo con optimismo y serenidad", señala la columna de la psicóloga Rosario Covarrubias.
Rosario Covarrubias M.
Psicóloga adultos, parejas y adultos mayores.
"Me encanta la conexión que se genera a partir de una buena conversación".
Covarrubias.ro@gmail.com
Foto Fernando Herrera
Por Rosario Covarrubias M.
Hay una creencia popular que dice que una persona puede sentirse plena si tiene un hijo, planta un árbol y escribe un libro. Hace unos días me llegó una corrección a esta idea: la plenitud se encuentra cuando se ha formado al hijo, el árbol ha crecido y el libro es leído.
Centrándonos sólo en la formación de los hijos, la responsabilidad es enorme. Formar a una persona implica ante todo entregarle amor, ser un guía y un buen ejemplo. Esto requiere de tiempo y de una buena dosis de tranquilidad, bienes escasos hoy en día pero aún más para las mamás o papás que tienen un doble rol.
Las dificultades aumentan al enfrentarse a esta doble exigencia. El cansancio se hace evidente, y en la mayoría de los casos es inevitable sentirse colapsado ante la cantidad de trabajos diferentes que hay que cumplir. Esto se traduce en ocasiones en malhumor e impaciencia frente al comportamiento de los niños aunque sea normal para sus edades.
Una madre/padre solo debe multiplicarse para poder cumplir con sus demandas laborales y con la atención a sus hijos. Como es imposible hacer todo bien, se genera el estrés adicional de no estar conforme con su desempeño.
Es cierto que no nos enseñaron a ser padres y es algo que se tiene que aprender en el camino. Cuando la crianza está a cargo de una familia con papá y mamá, además de sumarse los ingresos, la responsabilidad en la educación es compartida por lo que las ideas de cómo hacerlo se enriquecen con los puntos de vista y la experiencia de la pareja.
El autocuidado de quienes cumplen esta doble responsabilidad es imprescindible porque, para ser buenos padres, es necesario tener tranquilidad y confianza en que se está guiando bien a los niños.
Las mamás y papás ante todo son modelos para sus hijos y si ellos los ven desenvolverse con seguridad y tranquilidad y además de amarlos los contienen, les estarán entregando a esos niños la posibilidad de aprender a mirar el mundo con optimismo y serenidad.
Consejos de autocuidado para quienes están cumpliendo este doble rol.
• Quienes no lo estén pasando bien, permítanse reconocerlo y compartan sus inquietudes y penas con personas de confianza. Servirá como desahogo, se sentirán acompañados y muchas veces, al contar lo que les pasa, encontrarán buenos consejos y ayuda práctica con los niños.
• Dése tiempo para usted. Puede que esto se vea muy difícil porque como los horarios de trabajo son largos, muchas mamás o papás en esta situación sienten que su deber es estar con sus hijos todo su tiempo libre. Esto no es aconsejable. Es preferible que le dedique a los niños un tiempo diario de exclusividad, sin tratar de hacer 2 o 3 cosas a la vez.
• Organicen su día de modo de tener al menos una hora diaria para usted. Si puede conseguir ayuda por algunas horas a la semana, salga de su casa, haga deporte, vaya al cine, comparta con amigos, etc.
• Tengan cuidado con las conductas de escape que son autodestructivas, adicción de cualquier tipo. Si están en esa situación, busquen ayuda profesional.
• Siéntanse orgullosos del rol que desempeñan. Los niños que crecen en familias con uno solo de sus padres, pero en un clima de amor y contención, crecen más felices y seguros que aquellos que viven en una familia tradicional en medio de discusiones, descalificaciones y peleas.