El déficit atencional puede provocar dificultades de aprendizaje y bajo rendimiento en los niños. Por esta razón, es vital que ellos sean atendidos por docentes, su familia y un equipo multidisciplinario.

En el proceso de enseñanza-aprendizaje, es indispensable que el profesor conozca el diagnóstico del estudiante, lo que le permitirá enfrentar dicha situación con una actitud favorable y comprensiva. Para tal efecto, es importante que el académico se integre al grupo que trabaja con el pequeño y mantenga una constante comunicación con la familia del menor.

Emma Finkelstein, jefa nacional de Educación de AIEP, explica que los maestros “deben tener presente que los alumnos con este síndrome no pueden ser sacados del aula común, tampoco deben mirarlos como niños especiales, ya que esa situación desfavorece su proceso de formación. La orientación es a estar en conocimiento de la dificultad y de los posibles elementos que distraen o favorecen al estudiante. Esta circunstancia posibilitará que el pedagogo planifique las clases, utilizando metodologías y estrategias eficaces y favorables”.

Para llevar a cabo este plan, es necesario que los educadores tengan una actitud autocrítica y realicen una revisión constante de los procesos que desarrollan, con la finalidad de corregirlos si es necesario. Durante el transcurso de los módulos, es importante que los docentes ubiquen en lugares estratégicos los asientos de los niños con déficit atencional, siendo los más apropiados los que se encuentran cerca de los profesores. Así, ellos mantendrán un control frecuente de la atención y contacto visual cuando tengan que entregar instrucciones orales. Además, los pequeños deben estar lejos de las ventanas o diarios murales, porque esos lugares contienen exceso de estímulo visual, lo que finalmente los distraerá.

Del mismo modo, es importante que los maestros consideren estrategias que favorecerán el proceso de enseñanza-aprendizaje.

- Entregar instrucciones claras y breves. En caso de ser escritas, destacar las palabras claves del ejercicio.

- Considerar que el estudiante con déficit atencional requerirá más tiempo que su grupo de pares para realizar una tarea.

- Proponer objetivos breves y a corto plazo.

- Utilizar material de apoyo visual.

- Asegurarse de que comprenda la instrucción o mensaje entregado.

- Explicitar lo que se espera de él.

- Favorecer la participación de los estudiantes durante la clase.

Además, Finkelstein aclara que es importante “brindarles roles activos a los niños en el curso (ayudantes para recoger los libros, entregar las guías, borrar la pizarra, etc.) que le permitan moverse dentro del aula durante la clase, sin interrumpir el trabajo de los compañeros. También, es relevante utilizar con ellos registros diarios de las actividades realizadas y a efectuarse, a modo de agenda, para evitar el olvido de las tareas requeridas y los compromisos propuestos. Otro punto esencial es anticiparle al pequeño los cambios que se aproximan, ya que estas situaciones afectan negativamente a los niños con este déficit. Sumado a lo anterior es de suma importancia que el docente adapte las evaluaciones que se aplican a ellos, sin modificar los objetivos que poseen éstas”.