La pantalla chica ha ganado un sitial privilegiado en la vida de los niños que diariamente dedican, al menos 4 horas en promedio frente a la TV.
Padres y profesores se inquietan cuestionándose si la rutina televisiva de sus hijos es perjudicial para un sano desarrollo intelectual. Claudia González, Magíster en Educación y docente de Pedagogía en Educación Básica de la Universidad San Sebastián, afirma que muchos adultos se preguntan si la televisión es la culpable de la desmotivación por los estudios y el bajo rendimiento académico y en algunos casos, de las conductas agresivas de sus hijos.
“Por otra parte, reconocen sentirse sorprendidos con los conocimientos que demuestran sobre la naturaleza, los animales y otros temas, que sin duda aprendieron a través del televisor. La clave parece estar en la cantidad y calidad de programas que los niños ven, más que en la decisión de ver o no ver televisión”, apunta la especialista USS.
Aclaración de algunos mitos y verdades de la TV
1. La televisión no estimula la agresividad, pero la complementa.
Algunos aseveran que la televisión es un modelo de conductas agresivas que el niño imita, sin considerar su capacidad de discernimiento. Pero es imposible creer que los niños son sólo receptores pasivos, incapaces de filtrar los modelos impuestos. Son más acertadas las opiniones de expertos que piensan que los niños que reciben modelos agresivos desde la televisión, los re significarán de acuerdo a sus propias experiencias. Es decir, si vive en un entorno agresivo, las imágenes potenciarán su agresividad. De lo contrario, como agente activo de su pensamiento, será capaz de filtrar aquello que quiere imitar, llegando incluso a rechazar las conductas violentas de los personajes en pantalla.
2. La TV no influye sobre la inteligencia, pero sí sobre la concentración.
Comúnmente los padres asocian la inteligencia al rendimiento académico, lo que en gran parte es un error, debido a que no siempre la inteligencia se refleja en la notas de un niño. El rendimiento escolar también puede depender de la concentración, que se ve influenciada fuertemente por la televisión, que estimula visual, auditiva y kinestésicamente, o sea, absorbe toda la sensorialidad del niño, provocando imágenes duraderas en su mente. Por lo mismo, es un excelente medio de aprendizaje, convirtiéndose en una poderosa rival de la escuela, donde el profesor aspira a ganar la atención de los alumnos con la modesta herramienta de su discurso. Por tanto, niños más televisados, necesitan cada vez más estímulos para recepcionar información.
3. La televisión estimula la creatividad.
Sin duda, la creatividad se ve altamente potenciada con los estímulos sensoriales de la TV que acercan a mundos fantásticos y desconocidos. Los niños intelectualmente activos saben reconocer la diferencia entre el plano real y el imaginario, habilidad que ponen a prueba también con los cuentos de hadas, los mitos y leyendas. Aun así, es importante estimular la reflexión constante acerca de lo que ven y sus posibilidades en el plano real.
4. La televisión estimula intelectualmente.
Efectivamente, la inquietud intelectual puede verse potenciada en las imágenes de mundos lejanos, formas de vida, culturas exóticas y paisajes inexplorados que la televisión muestra. Un niño con inquietudes de aprender y conocer, encontrará en la televisión un mundo de sabiduría que lo estimulará a profundizar desde otros soportes como los libros y enciclopedias.
5. Más que preocuparse de la TV, debemos preocuparnos de la programación.
En la calidad de los programas que ven los niños estaría la clave para determinar si las horas de televisión serán una experiencia diaria de entretención y estimulación intelectual, o por el contrario, un tiempo vacío y perdido.