Esta raza tiene predisposición a sufrir problemas osteoesqueléticos.
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Se trata de un perro inteligente y fácil de adiestrar, por lo que presta importantes servicios en instituciones. Y es que el pastor alemán es un muy buen guardián, sin dejar de ser dócil con los niños, por lo que también es preferido para la crianza en casas y parcelas.
Eso si, esta raza requiere especial preocupación en su período de cachorro. Y es que por tratarse de una raza grande, se debe evitar que su proceso de crecimiento sea acelerado, y sobre todo, evitar una ganancia excesiva de peso.
“El aumento de peso durante la etapa de crecimiento debe ser controlado, ya que un crecimiento repentino de su masa muscular puede debilitar su estructura ósea”, advierte Denisse Paul, Médico Veterinario de Royal Canin.
En efecto, si se produce un desajuste entre el desarrollo de la porción ósea de la articulación de la cadera y sus tejidos blandos de sostén -ligamentos, cápsula articular y músculos-, el perro quedará expuesto a sufrir displasia de cadera, patología que se puede evitar con una buena alimentación.
“No se debe alimentar más de la cuenta a un cachorro de pastor alemán, ya que eso producirá una ganancia más rápida de peso corporal y va a terminar por sobrecargar el esqueleto y su sistema de soporte. Y esa es la causa de displasia de cadera”, aclara la especialista.
Detección temprana
El término displasia proviene del griego “dis”, que significa dificultad, y “plaso”, que significa formas; es decir, dificultad de formarse bien. Esta patología canina fue descrita por primera vez en Estados Unidos en 1935 por el veterinario Gary Schnelle, pero fue solo en los años 50 cuando se descubrió su origen genético.
Se estima que al menos el 19% de los perros pastores alemanes desarrolla displasia de cadera, según un estudio de la Fundación Ortopédica para animales, OFA, institución de Estados Unidos dedicada a la promoción de la salud canina. La misma evaluación arrojó un 3,9% de ejemplares de esta raza con caderas sanas. Esto, tras evaluar a un total de 102.750 ejemplares.
A los cuatro meses de edad, el cachorro de pastor alemán ya puede ser evaluado para conocer el riesgo de displasia de cadera, mediante una radiografía. Y es que se trata de una enfermedad progresiva, que durante la etapa adulta se manifestará con sonidos de chasquido en movimientos forzados, y dolor en la zona. El propio perro evitará hacer ciertos movimientos de cadera para evitar molestias.
“Todos los perros nacen con caderas normales, pero pueden desarrollar displasia en los primeros seis meses de vida, cuando los tejidos son blandos y elásticos”, advierte Paul.
Cuidado con el calcio
Se ha demostrado que una ingesta excesiva de calcio en la dieta del cachorro reduce la maduración de la articulación de la cadera, así como del molde de cartílago del esqueleto, por lo que existe un mayor riesgo de que esta articulación se deforme si es que el perro tiene un peso mayor al adecuado para su edad.
“Dado que el consumo de calcio puede ser perjudicial para el desarrollo de la articulación de la cadera, debe administrarse a los cachorros un alimento con un contenido de calcio apropiado para su tamaño y edad”, indica la veterinaria.
Recientemente se lanzó al mercado un alimento especial para cachorros de pastor alemán, que trae la dosis justa de nutrientes para proteger huesos y articulaciones, pensada para los 15 meses que dura el período de crecimiento de esta raza. “Se debe evitar la sobrealimentación, pero sin dejar de cubrir las necesidades de energía del perro”, indica la experta.