En Chile se estima que unas 7 mil personas mueren al año a causa de paro cardiorrespiratorio.
Hace unas semanas observamos la imagen del jugador congoleño del Bolton Wanderers, Fabrice Muamba, quien se desplomó producto de un paro cardíaco en pleno partido de la liga inglesa y que hoy lo tiene internado en estado grave en la unidad de cuidados intensivos (UCI) del hospital London Chest, en Londres.
La situación recordó otros casos similares de deportistas que han perdido la vida debido a problemas cardíacos en plena competición y que nos lleva a preguntarnos sobre el equipamiento adecuado que debe existir en lugares públicos, especialmente de alta concurrencia, para enfrentar estos eventos.
En este escenario, el doctor Fredy Flores, cardiólogo de UCM, Unidad Coronaria Móvil, indica que los primeros minutos transcurridos tras una situación como la señalada son vitales para salvar la vida de una persona, por lo cual las medidas de reanimación y el equipamiento con que se cuente para ello resultan claves a la hora de reanimar, en este caso a un deportista o una persona que sufra paro cardiaco súbito.
El especialista, explica que “un paro cardíaco se produce por una falla en el sistema eléctrico y puede ser revertido mediante reanimación cardiopulmonar, en donde se utiliza un Desfibrilador Externo Automático (DEA) para aplicar una descarga eléctrica al corazón y devolverle el ritmo cardíaco regular en unos pocos minutos”.
El facultativo dijo que los DEA que existen en lugares públicos, del tamaño de un notebook, permiten mejorar notablemente las probabilidades de supervivencia de una persona que sufre un paro cardíaco súbito lográndose una tasa de sobrevida de hasta 70% en quienes fueron asistidos con este equipamiento dependiendo de la premura de la atención.
“Por cada minuto que pasa entre el paro cardíaco súbito y la aplicación de la descarga del DEA, la probabilidad de supervivencia disminuye un 10%, por lo tanto, un buen equipamiento médico, unido a una respuesta rápida y coordinada del sistema de urgencias y a una correcta capacitación del personal es vital para lograr tener mayores posibilidades de salvar la vida de una persona que sufra una emergencia”, complementa.
En caso de no contar con esta tecnología, el profesional indica que lo primero es llamar a un centro de rescate médico, al mismo tiempo que se procede a hacer reanimación cardiopulmonar (RCP) que consiste en dos procesos: la respiración de boca a boca para proveer oxigeno a los pulmones de la persona, y las compresiones cardíacas para mantener la sangre circulando en el organismo.
El cardiólogo, afirma que lo ideal sería imitar los modelos implementados en países desarrollados, donde los centros comerciales, aeropuertos, estadios, gimnasios, Metro, y otros recintos de gran afluencia de público o de difícil acceso a la atención médica de emergencia, han instalado sencillas tecnologías al servicio de las emergencias médicas, como es el caso del DEA, asociado a la educación continua de programas de Resucitación Cardiopulmonar para el personal que trabajan en esos lugares .
“El equipamiento es automático, la persona sólo debe colocar unos parches en la zona torácica del accidentado y la máquina hace todo el proceso del diagnóstico de si hay o no paro o arritmia y procede a la desfibrilación instantánea si es necesario”, agrega.
En Chile se estima que unas 7 mil personas mueren al año a causa de Paro Cardiorrespiratorio, siendo en el mundo una de las principales causas de muerte de origen cardiovascular, sumando más víctimas que las provocadas por los cánceres de mama y de próstata, el SIDA y los accidentes automovilísticos, todos juntos.
Respecto a recomendaciones para evitar la muerte súbita, el doctor Flores indica que lo fundamental “es la prevención de factores de riesgo como el tabaquismo, hipertensión arterial, obesidad, trastornos metabólicos como la dislipidemia por colesterol alto o diabetes mellitus. También es importante la educación para todo tipo de personas interesadas en cursos de reanimación cardiopulmonar y manejo del DEA para brindar atención precoz asistida a pacientes en paros, y evitar la muerte o daño neurológicos irreversibles de estos, con patologías cardiovasculares ya diagnosticadas o aquellos que la presentan en forma subclínica o en fase asintomática”.
