Buena Vida
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Qué es lo nos impide tener un sueño reparador

El trasnochar, el tener horarios desordenados para dormir, el trabajar en turnos rompe la normal sincronía de las distintas funciones de nuestro organismo debido a que provocamos un desajuste en nuestro reloj biológico.

por:  La Segunda Online
miércoles, 16 de marzo de 2011

Dormir bien tiene un innegable efecto reparador físico y mental. Aunque no se saben bien cuáles son los mecanismos por los que se consiguen estos efectos, podemos decir que pese a que estemos quietos, durante algunas etapas del sueño el cerebro está activo como en la vigilia, explica el neurólogo Dr. Mario Díaz, especialista en trastorno del sueño del Hospital Clínico Universidad de Chile. “Mientras dormimos, comenta se generan cambios hormonales, de la temperatura corporal, se consolidan algunos aspectos de la memoria (por lo que se puede decir que aprendemos) y se produce una regeneración neuronal que permite que en cada noche nos preparemos para las exigencias del día siguiente”.

A través de una polismonografia (un examen que registra la actividad cerebral, cardiorespiratoria y muscular durante el sueño) podemos distinguir la distribución que tienen las distintas etapas del sueño durante una noche.

Las horas normales de sueño:

Dormir más no es sinónimo de dormir mejor. La cantidad de sueño necesaria para lograr un buen descanso varía persona a persona y es dependiente de la edad. En promedio una persona adulta necesita  8 horas  de sueño. Un adolescente puede requerir 10 horas y un anciano 6 horas. Sin embargo, es muy importante que cada uno sepa más o menos cuáles son sus necesidades de sueño. Una manera sencilla, indica el Dr. Díaz es “comparar la cantidad de horas que se duerme durante fines de semana o en época de vacaciones versus las que se duermen durante los periodos de actividad laboral. Por ejemplo, si alguien duerme 6 horas en promedio durante la semana y 8 horas en los días de descanso, tiene una “deuda de sueño” de 2 horas. Esta puede ser la principal causa de padecer somnolencia excesiva y fatiga durante el día.”

Si pudiéramos analizar una polisomnografía de un sujeto normal veríamos que durante cerca del 30% del tiempo total de su sueño corresponde a las “etapas  profundas” que más ayudan en la sensación de bienestar  al despertar. En cambio, algunas personas con trastornos del sueño pese a que duermen una gran cantidad de horas, tienen una muy baja proporción de  este “sueño profundo”. Por lo tanto, no sólo la cantidad sino que además  la calidad del sueño son fundamentales para poder decir que una persona duerme adecuadamente.

Dormir de día no es lo mismo que dormir de noche:

El ser humano es un mamífero adaptado para que su mayor nivel de actividad sea diurna, a diferencia de lo que pasa por ejemplo, en la mayoría de los roedores. En una región específica de nuestro cerebro, el Hipotálamo, existe un grupo de neuronas que cumplen la función de nuestro reloj interno, indicando cuando es hora de dormir o estar despierto. Así, muchos de nuestros órganos internos saben el nivel de actividad que deben tener de acuerdo a la señal que envía el reloj biológico del Hipotálamo. Por ejemplo, durante las primeras horas de la noche aumenta la secreción de la hormona de crecimiento, mientras que en las primeras horas de la mañana aumenta la secreción de la hormona cortisol.

El trasnochar, el tener horarios desordenados para dormir, el trabajar en turnos rompe la normal sincronía de las distintas funciones de nuestro organismo debido a que provocamos un desajuste en nuestro reloj biológico. Pese a que la cantidad de horas sea suficiente, los malos hábitos en los horarios de sueño pueden ser causa de distintos trastornos físicos y mentales.

Las consecuencias de dormir mal:

Según el Dr. Mario Díaz, “existen muchos tipos de trastornos de sueño, algunos de los cuales se han descubierto recientemente. La mayoría tienen en común que afectan nuestro rendimiento en las actividades diarias. Las personas pueden quejarse de somnolencia  excesiva, quedándose dormida en reuniones importantes, viajes largos, conduciendo vehículos etc. Otra afección común es la disminución en las capacidades mentales, especialmente la memoria, lo que puede provocar mal rendimiento laboral y académico.  También es común  que los pacientes estén más irritables, deprimidos y con angustia, lo que puede no sólo afectar al paciente sino también a su entorno familiar”.

A largo plazo las afecciones más comunes del sueño pueden aumentar el riesgo de obesidad y padecer enfermedades cardiovasculares como la Hipertensión arterial crónica.

PRINCIPALES TRASTORNOS DEL SUEÑO

El insomnio

Puede  padecerlo hasta el 20-30 % de la población adulta, afectando principalmente a mujeres. Se define como la incapacidad para iniciar o mantener el sueño, o bien por no poder lograr un sueño reparador. Puede presentarse de forma aguda, por ejemplo en relación a un problema personal importante como un duelo, un conflicto laboral o familiar, etc. O bien hacerse crónico y durar desde más de un mes a varios años. Una de las principales características es que las personas tienen mucha ansiedad por dormir, transformando el problema en un círculo vicioso ya que esa misma ansiedad juega en contra para lograr un buen descanso. Es frecuente que al acostarse las personas rememoren los conflictos que han tenido durante el día haciendo muy dificil la conciliación y la mantención del sueño. Muchas veces las personas cometen el error de acostarse más temprano o pasar más tiempo en cama, tratando de revertir el problema.  De cierta forma podríamos decir que en la mayoría de los casos el problema no es dormir poco sino que querer dormir más.

El Síndrome de Apneas Obstructivas del sueño.

Es otro trastorno de sueño muy frecuente que puede afectar hasta el 4% de los adultos, siendo más común en hombres y personas con obesidad. Pese a que es normal que mientras dormimos perdamos tono muscular (por eso se nos cae la cabeza), en los pacientes esta “hipotonia muscular” provoca que la lengua y la musculatura de la faringe obstruyan la vía aérea, provocando ronquidos (el ruido generado por la turbulencia del aire al entrar a una cavidad estrecha) o apneas (el cese completo de la respiración por más de 10 segundos debido al colapso de la vía respiratoria).  Literalmente las personas se asfixian durante pocos segundos con cada apnea del sueño, teniendo numerosos despertares inconscientes durante la noche (llamados microdespertares) que implican un gran costo energético para el organismo con un sueño de muy mala calidad y poco reparador. Es importante diagnosticar este trastorno ya que no sólo genera una somnolencia diurna excesiva, sino que aumenta hasta 3 veces el riesgo de padecer Hipertensión arterial.

El Síndrome de las piernas inquietas.

En muchos pacientes que consultan por insomnio se obtiene el antecedente que al acostarse o estar quietos tienen en las piernas sensaciones incómodas, hormigueos o a veces dolor; que calman al moverse, levantarse a caminar o restregarlas. Una vez que logran dormirse presentan una serie de movimientos repetitivos  de sus piernas durante la mayor parte del sueño, provocando un dormir inquieto que puede molestar mucho al compañero de cama y generar la sensación de un sueño liviano y poco reparador. Afecta más a mujeres y puede asociarse a otras afecciones como por ejemplo la Anemia o la Insuficiencia renal crónica. Se sabe que el Síndrome de Piernas Inquietas se debe a una alteración de una sustancia cerebral llamada dopamina, por lo que con un tratamiento específico se logra en la mayoría de los casos aliviar adecuadamente los síntomas.

La narcolepsia

Es una enfermedad muy rara que tiende a aparecer en personas jóvenes. Se caracteriza por una somnolencia diurna excesiva, a veces con ataques irresistibles de sueño durante el día. Se debe a la ausencia de una sustancia cerebral (la hipocretina) que participa en la regulación de los mecanismos  que controlan el sueño y la vigilia. Los pacientes pueden tener pérdidas bruscas del tono muscular al sufrir una emoción repentina (denominadas cataplexia), lo que puede provocarle caídas violentas. También refieren parálisis del sueño que se caracterizan por que al inicio del despertar los pacientes continúan  por un rato con la hipotonía normal del sueño, lo que les impide moverse por pocos minutos. Es fundamental la evaluación de un especialista para reconocer la enfermedad y poder recomendar un tratamiento adecuado.

Recomendaciones generales para un buen dormir

Intente tener horarios regulares para dormir ajustados a sus necesidades reales de sueño. Si por razones de fuerza mayor debe trasnochar intente recuperar a la mañana siguiente su sueño.
No transforme su dormitorio en un lugar de trabajo, estudio o juegos. Esto genera un condicionamiento negativo que le impedirá relacionar el dormitorio con un lugar de descanso.
Intente durante la noche  no realizar ejercicios físicos, tomar café, comer en exceso o beber mucho alcohol. Todo esto afecta la calidad de su sueño.
Antes de acostarse trate de tomar un tiempo de descanso y relajación que le permita prepararse para dormir. Acuéstese sólo si tiene una necesidad importante de sueño.
Si sus problemas para dormir persisten y afectan su vida  personal y familiar consulte a un especialista.

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