El vuelo puede generar molestos inconvenientes, sino se toman algunas precauciones.
El verano ha comenzado oficialmente y muchos estarán ya soñando con empezar las vacaciones que han esperado durante meses. Para viajar, una buena parte de nosotros escogerá el avión como transporte, considerando los menores tiempos de traslado y las mayores distancias que se pueden recorrer. Sin embargo, el experto en Prevención de Riesgos de AIEP, Daniel Maldonado, advierte que el vuelo puede generar molestos inconvenientes, sino se toman algunas precauciones.
- Moverse: las molestias más habituales están relacionadas con el dolor de distintas partes del cuerpo. Por ello es recomendable que el pasajero camine, en viajes largos, por lo menos cada dos horas. También son útiles sencillos ejercicios que se pueden hacer en el mismo asiento, como mover los pies y muslos mediante actividades de rotación, flexión y extensión. Además, se recomienda evitar cruzar las piernas a la altura de las rodillas o tobillos.
- Hidratarse: debido a que la humedad relativa del aire en la cabina de los aviones es de sólo el 20% (en un edificio refrigerado esta cifra ronda entre el 40 y 70%), es muy necesario mantenerse hidratado, evitando el té o el café.
- En embarazadas: no existen estudios lo suficientemente validados que indiquen que las mujeres embarazadas no pueden viajar en avión. Sin embargo, a partir de la semana 38, cuando el nacimiento es ya viable, se recomienda que no lo hagan, por la posibilidad de un parto prematuro. Sí existen casos en los que se deben considerar las medidas de seguridad, como en aquéllos en que la madre padezca algún tipo de enfermedad pulmonar, como el asma. Por lo demás, salvo estos casos, no existen problemas de que una embarazada se suba a un avión.
- Los niños: pese a la preocupación de algunos padres, no hay una edad determinada para que los niños puedan comenzar a viajar en avión. Pueden hacerlo incluso recién nacidos. Los principales problemas que pueden enfrentar los menores son los mismos que puede sufrir un adulto, como el que se le tapen los oídos y se les genere algún dolor. Con un caramelo o incluso dándoles de mamar puede ser suficiente para evitar estas molestias.
- Jet Lag: cuanto mayor sea la diferencia horaria a la que hay que adaptarse, más difícil es adaptarse. Insomnio, malestar, somnolencia y fatiga son algunos de los síntomas del “jet lag”. Para evitarlos, es recomendable adoptar los horarios de comida y sueño que se experimentarán en la ciudad de destino antes de partir. Lo ideal es unas dos semanas antes. Además, consumir una dieta basada en frutas y verduras es muy importante, evitando, por el contrario, carbohidratos.
